EL POETA HA INICIADO UN NUEVO VIAJE.
EUGENIO MONTEJO. GRANDE Y NOBLE.
A QUIEN NOS TOCO EL ENORME PLACER DE CONOCERLO Y ADMIRARLO HOY SENTIMOS EL DOLOR DE SU PARTIDA.
NUNCA ANTES HAN SOBRADO LAS PALABRAS.
NUNCA ANTES COMO HOY FALTAN PALABRAS PARA DESPEDIRLO.
SILENCIO Y LA INMENSA TERREDAD QUE NOS DEJO CON SU VERBO.
HOY LO RECUERDO EN ESTA IMAGEN. HACE UNOS 12 AÑOS.
TOMADA POR MI EN UN RESTAURANTE DE PLAYA EN PAMPATAR, ISLA DE MARGARITA.
LE ADMIRAREMOS ETERNAMENTE
RECORDEMOS ALGUNOS DE SUS MAS HERMOSOS VERSOS.
Dura menos un hombre que una vela...
Dura menos un hombre que una vela pero la tierra prefiere su lumbre
para seguir el paso de los astros.
Dura menos que un árbol, que una piedra,
se anochece ante el viento más leve, con un soplo se apaga.
Dura menos un pájaro,
que un pez fuera del agua, casi no tiene tiempo de nacer,
da unas vueltas al sol y se borra
entre las sombras de las horas hasta que sus huesos en el polvo
se mezclan con el viento, y sin embargo,
cuando parte siempre deja la tierra más clara.
LA TERREDAD DE UN PÁJARO
La terredad de un pájaro es su canto,
lo que en su pecho vuelve al mundo
con los ecos de un coro invisible
desde un bosque ya muerto.
Su terredad es el sueño de encontrarse
en los ausentes,de repetir hasta el final la melodía
mientras crucen abiertas los aires
sus alas pasajeras,
aunque no sepa a quién le cantani por qué,
ni si podrá escucharse en otros algún día
como cada minuto quiso ser:más inocente.
Desde que nace nada ya lo aparta
de su deber terrestre,
trabaja al sol, procrea, busca sus migas
y es sólo su voz lo que defiende
porque en el tiempo no es un pájaro
sino un rayo en la noche de su especie,
una persecución sin tregua de la vida
para que el canto permanezca.
-
"La poesía cruza la tierra sola,
apoya su voz en el dolor del mundo
y nada pide—ni siquiera palabras."(...)
"Llega de lejos y sin hora, nunca avisa;
tiene la llave de la puerta.
Al entrar siempre se detiene a mirarnos.
Después abre su mano y nos entrega
una flor o un guijarro, algo secreto,
pero tan intenso que el corazón palpita
demasiado veloz.
Y despertamos."
DEL LIBRO CHAMARIO
La bicicleta
La bici sigue la cleta
por una ave siempre nida
y una trom suena su peta...
¡Qué canción tan perseguida!
El ferro sigue el carril
por el alti casi plano,
como el pere sigue al jil
y el otoño a su verano.
Detrás del hori va el zonte,
detrás del ele va el fante,
corren juntos por el monte
y a veces más adelante.
Allá se va el corazón
en aero plano plano
y con él va la canción
escrita en caste muy llano.
BLOG DE FERNANDO ESCORCIA SOBRE GASTRONOMIA, MUSICA, ARQUITECTURA, IDEAS Y REFLEXION. JAZZ, CATAS Y CAFE. ISLA DE MARGARITA
viernes, junio 06, 2008
lunes, marzo 24, 2008
PALADAR DE SIBARITA
Cada vez son más difíciles de conseguir espacios que estén dedicados exclusivamente a cultivar el paladar. Las nuevas tendencias gastronómicas han llevado a la restaurantería contemporánea a fundirse en los estilos, modas y propuestas que giran fundamentalmente en la forma, en la imagen plástica y en la belleza que en la profundidad de los sabores, en la sencillez de la cocina precisa y exacta.
La reciente inauguración del Restaurante Paladar Margarita nos trae el rescate de la tradición de los restaurantes que están dedicados únicamente a cultivar y homenajear el gusto por la gastronomía sencilla, al darle a la degustación de un plato algo que es más honesto que practico. Es belleza y es memoria. Es fusión y creatividad. La belleza es un engaño mudo, dijo Teofrasto. Pero en los platos de Paladar Margarita saltan y resaltan la armonía y el equilibrio, características esenciales de la buena mesa.
En Pampatar, el nuevo enclave de la gastronomía insular, resalta este espacio sin mayores pretensiones haciendo el resguardo a aquella sabia premisa que dice que lo sencillo es lo bello. Elegancia y para servir la mejor comida no se amerita la petulancia. Menos es más, aunque el racionamiento de las cantidades a los gastronautas no nos enamore. Menos es más por lo sencillo.
A la cabeza de este restaurante se encuentra el chef Carlos Rocco, quien con su bonhomía y su creatividad, cocida en el trafagar de los hornos del Grupo Ara en Caracas, ha sabido incrustar en la carta la memoria de nuestra cocina en el marco de sus influencias mediterráneas, itálicas y españolas y una corrección de tendencias asiáticas. Su propuesta reside en su autoría, no a manera de agregar ingredientes sino a modo de creación y fusión; mixtura e intertextualidad. Residen en el plato un ceviche mixto con el exuberante sabor del mango; o la catalana a la manera del mediterráneo; o el salmón perfectamente sellado al grill con la certeza sanjuanera del dulce de lechosa. Son algunos de los platos en los que esta cocina de autor se luce sobre la particular forma de entender nuestro paladar está marcado por la insularidad. Esa incorporación de sabores locales que hacen que regresemos a nuestros ancestros aun cuando degustemos el cordero en dos cocciones con carpaccio de hongos portobello o el mero centro del lomito (con muy buena puntería, por cierto) arropado con jamón de parma y un jugo oscuro de finas hierbas. Antes hay que regodearse en el carpaccio de pato ahumado al carbón de cuji con aderezao de oporto. Sublime e iniciático.
Otro detalle que vale son los exactos contornos. A saber, nuestra culinaria basada fundamentalmente en los carbohidratos se hace esta concesión incorporando hasta tres tipos de arroces que dialogan perfectamente con cada uno de los platos. Algunas especias e ingredientes asiáticos son agregados sin estorbo, ni opulencia ni ensañamiento. El curry es dosificado para acercarlos a nuestra cultura de sabores. Lo asiático incorporado mas como un reflejo de la dinámica de las tendencias gastronómicas del momento y no como una ostentación o asimilación mediática.
Como cierre le agradecemos una travesura bien hecha. El quesillo a base de queso de cabra y papelón. Un sabor inusual pero que en lo exótico, en la agria característica del lácteo caprino se ensaña una vez más el fuerte y dulce sabor de nuestro papelón. Estas creaciones se agradecen y se aplauden.
En sala todo luce sobrio, preciso y en su lugar. No hay espacio para lo kitch ni para la altanería. Un servicio correcto en una arquitectura de mesa perfecta. Un espacio que nos prepara el ambiente para degustar la excelente gastronomía que nos revela verdad. Como dijo el poeta John Keats “La belleza es verdad, la verdad es belleza”. Y en Paladar Margarita reside la certeza de la belleza en la verdad de lo sencillo. Palabra de poeta, paladar de sibarita.
La reciente inauguración del Restaurante Paladar Margarita nos trae el rescate de la tradición de los restaurantes que están dedicados únicamente a cultivar y homenajear el gusto por la gastronomía sencilla, al darle a la degustación de un plato algo que es más honesto que practico. Es belleza y es memoria. Es fusión y creatividad. La belleza es un engaño mudo, dijo Teofrasto. Pero en los platos de Paladar Margarita saltan y resaltan la armonía y el equilibrio, características esenciales de la buena mesa.
En Pampatar, el nuevo enclave de la gastronomía insular, resalta este espacio sin mayores pretensiones haciendo el resguardo a aquella sabia premisa que dice que lo sencillo es lo bello. Elegancia y para servir la mejor comida no se amerita la petulancia. Menos es más, aunque el racionamiento de las cantidades a los gastronautas no nos enamore. Menos es más por lo sencillo.
A la cabeza de este restaurante se encuentra el chef Carlos Rocco, quien con su bonhomía y su creatividad, cocida en el trafagar de los hornos del Grupo Ara en Caracas, ha sabido incrustar en la carta la memoria de nuestra cocina en el marco de sus influencias mediterráneas, itálicas y españolas y una corrección de tendencias asiáticas. Su propuesta reside en su autoría, no a manera de agregar ingredientes sino a modo de creación y fusión; mixtura e intertextualidad. Residen en el plato un ceviche mixto con el exuberante sabor del mango; o la catalana a la manera del mediterráneo; o el salmón perfectamente sellado al grill con la certeza sanjuanera del dulce de lechosa. Son algunos de los platos en los que esta cocina de autor se luce sobre la particular forma de entender nuestro paladar está marcado por la insularidad. Esa incorporación de sabores locales que hacen que regresemos a nuestros ancestros aun cuando degustemos el cordero en dos cocciones con carpaccio de hongos portobello o el mero centro del lomito (con muy buena puntería, por cierto) arropado con jamón de parma y un jugo oscuro de finas hierbas. Antes hay que regodearse en el carpaccio de pato ahumado al carbón de cuji con aderezao de oporto. Sublime e iniciático.
Otro detalle que vale son los exactos contornos. A saber, nuestra culinaria basada fundamentalmente en los carbohidratos se hace esta concesión incorporando hasta tres tipos de arroces que dialogan perfectamente con cada uno de los platos. Algunas especias e ingredientes asiáticos son agregados sin estorbo, ni opulencia ni ensañamiento. El curry es dosificado para acercarlos a nuestra cultura de sabores. Lo asiático incorporado mas como un reflejo de la dinámica de las tendencias gastronómicas del momento y no como una ostentación o asimilación mediática.
Como cierre le agradecemos una travesura bien hecha. El quesillo a base de queso de cabra y papelón. Un sabor inusual pero que en lo exótico, en la agria característica del lácteo caprino se ensaña una vez más el fuerte y dulce sabor de nuestro papelón. Estas creaciones se agradecen y se aplauden.
En sala todo luce sobrio, preciso y en su lugar. No hay espacio para lo kitch ni para la altanería. Un servicio correcto en una arquitectura de mesa perfecta. Un espacio que nos prepara el ambiente para degustar la excelente gastronomía que nos revela verdad. Como dijo el poeta John Keats “La belleza es verdad, la verdad es belleza”. Y en Paladar Margarita reside la certeza de la belleza en la verdad de lo sencillo. Palabra de poeta, paladar de sibarita.
Paladar Margarita Restaurant. Calle Joaquin Maneiro.
Pampatar. Isla de Margarita
Articulo publicado en la revista
PALADARES ARTE GASTRONOMICO. Edicion No. 09
http://www.paladaresartegastronomico.com/
Pampatar. Isla de Margarita
Articulo publicado en la revista
PALADARES ARTE GASTRONOMICO. Edicion No. 09
http://www.paladaresartegastronomico.com/
lunes, febrero 11, 2008
CATAR Y SALUDAR EN CATABAR
Desde hace unos años viene dándose un hermoso proceso de transformación en la oferta gastronómica de la Isla de Margarita. Acercarse ahora a la ínsula es tambien inclinarse a las costas de los variados sabores en las propuestas culinarias de la mesa local. Y es precisamente Pampatar, la zona que mas ofrenda aporta al yantar creativo, popular o internacional. Para muchos Pampatar se viene convirtiendo en una zona bucólica y pintoresca que abraza propuestas tradicionales como las ventas ambulantes de empanadas hasta la arraigada oferta de pescados fritos y hervidos a orillas de sus playas. Escuelas de cocina y la gastronomía creativa; la contemporánea vitrina de la cocina mediterránea y los espacios vanguardistas lounge bar. En Pampatar ahora todo cabe, todo es cool. Estas transformaciones que han dado un vuelco total al mercado inmobiliario local y que inciden en el nuevo crecimiento económico que se empina sobre este centro gastronómico en ciernes y que cambiará completamente la dinámica de este centro histórico y sus habitantes.
Ya comenzamos a ver detalles de estos cambios. Transformaciones que deben ser atendidas de inmediato por las autoridades municipales para evitar sufrir lo que en otras ciudades del país se ha convertido en un absoluto desastre, como el ejemplo de El Hatillo en la región capital. Tenemos espacio y tiempo para ordenar este crecimiento que tendrá una referencia gastronómica indudable en nuestra Isla como destino turístico.
Y como uno de esos pensados y diseñados exponentes de la nueva oferta gastronómica en Pampatar deseamos resaltar el Restaurant Catabar. Un pensado espacio para el disfrute de cada plato y cada copa. Ambiente que protege al comensal y habilita el calor humano para el aprecio de los caldos vinícolas y la degustación en mesa de las creativas propuestas que reposan en su carta.
La remodelación exacta de esta casa recibe de brazos abiertos con calidez y sencillez. El juego sobrio de los materiales y la utilización discreta de sus colores. Sentarse en Catabar es estar en un espacio para el solaz y tambien para el disfrute. Una curiosa mixtura de hedonismo y humildad. En Catabar tambien reside la amabilidad de las mesas y el sosiego de sus sillas. El remanso que preside el local se abre con la serenidad de su atención. Justa, exacta y sin presiones. Y es quizás una de las cosas mas difíciles de conseguir en un servicio de restauranteria: un servicio que sea útil y que este a la medida, sin sobresaltos ni exageraciones. Con todo esto ya Catabar tiene la mitad del camino ganado.
Y hay más. En la arquitectura de la mesa descansan dos elementos fundamentales para el disfrute y la degustación. Los platos y las copas que reciben la maravilla que sale de la cocina y abren amablemente el paladar para la degustación. Y es que en Catabar se luce la sobriedad desde la misma carta. Para sus entradas y para sus principales, la mesura y la exactitud corren libremente. Su cocina luce honesta, creativa y en proceso de búsqueda. Investiga, se fusiona y crece. Su guía, Carlos Guerra, lo vemos en sala, en el lounge y en cocina. Lo que garantiza que esta dedicado a convertir, junto a Armando Bolaños y Carlos Alberto Pingarron (Charly) a Catabar no solo en el lugar de encuentro para ver y dejarse ver sino tambien un sitio ideal donde se preserva la cocina y se cuida la bodega de vinos. De lo que se trata es de crear y corregir. No solo de innovar sino principalmente crecer que es como se consigue la permanencia y si los comensales lo aceptamos tendrá la trascendencia. Porque sus platos son exactos en su correspondencia en carta. Sus sabores creativos, agresivos y si me lo permiten correctos. Ajustados en mucho a las tendencias ligeras de estos tiempos. Muy lights, para muchos. Ajustados a la sobriedad de los comensales que cuidan sus líneas y sus formas. Pensamos que la gastronomía no solo debe ser honesta sino abundante, como los comensales que solemos abrazarnos en la amabilidad de sus espacios y en la satisfacción que da el buen comer.
Recordamos un ceviche cuya leche de tigre se basa en sumo de parchita. Deseamos volver a probar el “surf and turf de lomito argentino y cangrejo”. Sugerimos todos sus postres y disfrutar al final la sobremesa en un patio lounge sorprendente y curioso.
Catabar Seafood & Grill. Calle Joaquin Maneiro.
Pampatar. Isla de Margarita
Articulo publicado en la revista
PALADARES ARTE GASTRONOMICO. Edicion No. 07