No bien llega uno al Mercado del Surquillo de Lima cuando ya arropa a uno la sobrecogedora imagen de un país pleno de productos locales que reflejan su inmensa biodiversidad. Y es precisamente esa acida y curiosa frutita del aguaymanto la que nos había seducido en el viaje por tren de Aguas Calientes a Machu Picchu. Un sencillo plato lleno de frutas cultivadas en el invernadero vegetal del Cusco nos agrado de tal forma que llamamos a la azafata para que nos contara de esta extraña frutilla redonda, parecida a un tomate cherry pero de color amarillo que había revuelto y conquistado nuestro paladar con su exquisito sabor acido y dulce, una suerte de injerto de tomatito con cerecita venezolana. Y fue entrando a este limpio, fresco y nutrido mercado del Surquillo donde nos termino de convencer.
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sábado, febrero 04, 2012
MERCADO DEL SURQUILLO (Lima): AGUAYMANTO, BIODIVERSIDAD Y BANDERA
No obstante, ya habíamos descubierto otros productos que en diversos sitios, restaurantes, huareques y chiringuitos los conocimos o probamos. Como un curioso banano de pulpa roja, parecido a un topocho venezolano pero con sabor a cambur. O el aji amarillo, o tal vez el aji lima, o los choclos probados al furor de un hambre devoradora a nuestra llegada a Saqsaywaman o el cuy propio relleno del tequeño cusqueño.
Pero es el aguaymanto quizás el sabor que llevaremos por siempre de este país afortunadamente obstinado en preservar, difundir y crecer con su gastronomía y sus productos. La receta perfecta aplicada a los “restaurantes Km 0” pues todo lo que nos presentan esta efectivamente cultivado o producido en esta tierra fértil a no más de 100 kms de distancia de sus localidades.