Don Armando Scanonne ha dicho hasta el
cansancio que el éxito de la cocina esta en su repetición. El poder lograr un
plato perfecto deriva de su ejercicio continuo. Imposible lograr la excelencia
en la cocina sin dedicación, sin resguardar recetas, sin cuidar ingredientes,
sin sazonar adecuadamente y sin practicar procesos, procedimientos y técnicas
de manera constante hasta hacer que ese plato, esa preparación evolucione hasta
lograr el alto grado de calidad que buscamos.
Así es la democracia, si me permiten la metáfora.
Es imposible que alcancemos los estadios de confort de nuestra democracia, como
sistema político perfectible, si no la ejercemos. Desde el ejercicio cotidiano
de la tolerancia, del respeto a nuestros compatriotas y sin cumplir con
nuestros deberes ciudadanos. Que no solo aplica para respetar las leyes, pagar
impuestos y votar regularmente. Aplica para respetar semáforos, estacionar en
los puestos debidos, hacer nuestras colas con paciencia y control y sobre todo
aplicar la debida atención a quienes entregamos nuestro destino, al saber
elegir quién debe gerenciar los puestos de dirección en la administración
pública. Para ello es necesario votar con responsabilidad. Ello implica conocer
los candidatos, calibrarlos y valorarlos. Escoger el que consideremos mas
capacitado profesional, moral y civilmente. Es un reto, pero allí estriba el
punto desde el cual las salidas fáciles o vengativas nos han traído hasta este
punto donde algunos no ven salidas o los absorbe la desesperanza. Y a mi me
pasa, créanme.
Tenemos el derecho venezolano y patriota
de votar. Aunque algunos han dejado que les roben el sentimiento por nuestro
mas noble sentimiento: nuestra Patria, hay que defender la estructura bajo la
cual nos sentimos felices, acompañados y prósperos. Esa estructura que han venido
destruyendo poco a poco, esa Democracia ante la cual nos han sembrado el enorme
e invencible sentimiento de la derrota. La terrible impresión de la pérdida.
Ante esos sentimientos, quienes hemos decidido
quedarnos, nos queda el compromiso de VOTAR. Para o por qué:
1- Porque creo que la democracia es un musculo que hay que
ejercitarlo todos los días.
2- Porque no existe una mejor manera de demostrar que estamos del
lado de esa inmensa mayoría que desde hace años quiere rehacer ese camino
tortuoso de destrucción, por uno de libertad y progreso, igual para todos.
3- Porque si nosotros somos los honestos dejemos a los otros que
demuestren su calaña.
4- Porque si decidimos quedarnos en el país, debemos luchar con las
herramientas que nos ha dado la propia democracia.
5- Porque no hay cosa que le teman tanto los tiranos como a la sabia
y limpia decisión del soberano: el voto.
6- Porque si quiero ser feliz en mi país, para empezar no puedo dejar
de cumplir mi derecho y mi deber ciudadano yendo a votar, que es lo único para
lo que la democracia práctica, me pide y para lo cual me toca tomarme tan solo un
par de horas cada cierto tiempo. Solo eso, en vez de rumiar mi rabia colgado en
mi hamaca dejando que otros, decidan por mí.
7- Porque la democracia también se parece a la parrilla que hacemos
en el día de cada elección: carbones, brasa, carne, yuca y ensalada, deben ser
atendidos mientras estamos frente a nuestro asador. No podemos descuidar ni a
los escandalosos chorizos. Todo es un sistema que necesita atención, repetición
y precisión para comerme la mejor parrilla democrática cada día.
8- Y finalmente, no hay nada que joda mas a una dictadura que perder
en una elección.