Así que nos fuimos a compartir con lo que nos ha dejado en su casa, El Rocoto Restaurante. Mientras regresa, ha tenido la solidez de permanecer sus sabores y su estilo, su gusto y calidez. La fortaleza de sus saberes culinarios y el colorido de su comedor. La cortesía de su trato y las atenciones de una cultura que sabe agradar y hacernos sentir en casa, por mas que hayamos extraviado el camino para regresar con mas frecuencia.
Conseguir amor en sus cebiches es un abrazo al alma. Una alegría para el paladar. Delicados y fuertes. Precisos y correctos. La trilogía de cebiches que disfrutamos es una fortaleza y es un aplauso en el paladar. Cebiche tradicional, mixto con mariscos y con aji amarillo, fueron un paseo por esos caminos en los que descubrimos la diversidad y el logro de incorporar el “terroir” en la composición de este plato que es tan sencillo, que es bandera, que es orgullo y que es patria para los peruanos. Trabajan con mucha delicadeza la palometa y el medregal, pesca preferida en casa, y con la que nos hacen también la deferencia de mostrarnos cómo nuestros recursos pesqueros alternativos son versátiles y propios de una diversidad marina infinita. Justos y balanceados en la pungencia de su aji rocoto, domesticados para traducirlos a nuestro paladar caribeño libre, ligero y acalorado. No quisimos dejar los restos de la exquisita leche de tigre, y nos la sirvieron en un shot con pisco que nos levanto el picor en la tapa de la cabeza, para dejarnos satisfechos y abiertos a la siguiente asignatura.
Entramos al chupe y la causa, para
reafirmar la calidad y delicadeza de sus preparaciones en sus recetas mas
tradicionales. Chupin de camarones preciso y entrañable, así como la causa de
pollo con sabores y texturas que evocan el viejo encuentro de sabernos en
tierra inca enclavados en el borde de Porlamar y Pampatar.
De esas mixturas y sabores de su Trujillo
querido, sumado a los mestizos sabores nikkei, Isabel ha dejado en su roll
acebichado la seña de cuanto atesora en su memoria, su cocina y su oferta. La
mayonesa de ají, cilantro y salsa de leche de tigre, componen un bocado de
intensa fusión con identidad y fortalezas para construir gusto y paladares.
Al final del recorrido, nos queda claro
que la cocina de nuestros antepasados la valoramos y honramos cada vez que
proponemos sabores conocidos y tradicionales tanto como cuando mantienen su
robusta composición al combinarlos y fusionarlos con las tendencias y la
diversidad de cocinas y culturas que nos circundan. En ese caleidoscopio que es
la cocina peruana, Isabel hace honor a cada uno de los ingredientes
tradicionales y de los colores de la temporada, la cocina de lo que vivimos en
cada carta, cada ciudad, cada mesa. En El Rocoto restaurant, también se va a reconocer
cómo es que la vanguardia sabe vivir y dialogar con las cocinas ancestrales.
Isabel Alva, Giancarlo y Karin, sus amados hijos, nos dan una guía para saber a
qué sabe su país y cómo es que El Rocoto, tampoco puede estar en otro lado sino
en esta Isla de Margarita, porque aquí tiene una identidad propia y una tarea.
Sepan que su cocina esta en buen resguardo por aquellos que en cocina y sala siguen defendiendo lo que nos han dejado. Pero sepan también que les esperamos para seguir aprendiendo y evolucionando en el abrazo de su cocina cálida, nuestra y margariteña.
IMAGENES POR @FerEscorcia
No hay comentarios.:
Publicar un comentario