La historia de un sueño musical que agrupa a más de 240 mil niños y jóvenes de toda Venezuela es la base fundamental de “Tocar y Luchar”, convirtiéndose así en el primer filme documental venezolano en exhibirse de manera masiva con cuarenta copias y cien trailers en nuestro país. Una obra que su director, Alberto Arvelo, considera “tiene un gran valor espiritual y es un acto de fe por el país,” no por haberla hecho él, sino por que cuenta a través de la vida de seis niños venezolanos los éxitos que han cosechado en sus 30 años de existencia el Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles de Venezuela.
Si, es un acto de fe y una manera de reconciliarnos con nuestro país. Porque sabemos de lo que somos capaces y es odioso y hasta sintomático que tengamos que escucharlo de boca de extranjeros para poder comenzar a entender y a valorar lo que somos. Ya lo decía Sir Simon Rattle en las más conmovedoras impresiones acerca de nuestra experiencia además de los más célebres directores y músicos de nuestros tiempos, estos son: Claudio Abbado, Plácido Domingo, Guiseppe Sinopoli, Eduardo Mata, entre otros. “Si algo esta ocurriendo en el mundo de la música es inobjetablemente aquí, en Venezuela”. Y no solo porque lo digan ellos, es porque se respira, se siente, se ve.
Hace algunos días me preguntaba acerca de ¿donde estaban los músicos venezolanos en el mundo?, ¿Cuánta trascendencia han logrado?, ¿Cuan lejos llega nuestro canto?, ¿Por qué no tenemos representación en el universo y la fama del mundo de la música? ¿Cómo es posible que cosas horribles y espantosas lleguen hasta los distintos rincones, audiencias, escenarios, públicos, mercados y hasta los parlamentos del mundo y nuestra música y nuestros músicos sigan estando tras los telones?
Bueno, aquí están. Hoy cambio, sin chistar: cuatro Juanes por un Dudamel. Y no solo para alcanzar la fama que es lo más superfluo para quienes alcanzan la perfección con su talento. Se trata de cambiar al mundo, no a modo de revolución intergaláctica, sino a modo de esta trascendente transformación cultural, artística, musical y humana que no solo ha cambiado a quienes participan en el proyecto de las Orquestas Nacionales Infantiles y Juveniles, sino que los salva.
“Tocar y luchar” nos muestra entonces a una Venezuela que lejos de la diatriba diaria, de los sofismas ideológicos, de las rencillas politiqueras, de la revancha y el odio sembrado, ha sabido entender del esfuerzo diario, de la capacitación necesaria, la disciplina y sobre todo los conceptos elementales de solidaridad, conjunción, concertación y voluntad.
No existe una mejor lección que nos puedan dejar los jóvenes, miles en todo el país, cientos de miles de niños que se nieguen a que este bello país se destruya en medio de una mezquina adulancia, una innecesaria lucha de clases y la parcializada solución de los resentimientos sin buscar la unión y la concertación de todo el país. La búsqueda de un proyecto que nos una como país y seguirlo, todos juntos hasta el final.
“Tocar y luchar” es también un delicioso regaño para quienes nos dejamos corroer por el pesimismo. Y en estos días, terribles en lo personal me avergüenza olvidar estos valores pero mas lo hace haberlos perdido en el medio del fragor de un país que creía se nos escapaba de las manos.
Estos hermosos niños; son creativos, melódicos, urbanos y provincianos, optimistas y felices, porque solo quien conoce la maravilla de la música puede estar cerca de la felicidad. Porque solo quien puede abonar los conceptos de lo bello, lo estético, lo artísticos, lo armónico y lo perfecto pueden estar cerca de Dios.“Tocar y luchar” nos ha enseñado cuan cerca de lo bello esta nuestra Venezuela, este país que se niega a merecer los miedos y las miserias humanas que se siembran con el odio y la revancha. Tocar y luchar nos han enseñado también a ser tolerantes, y la tolerancia es otro espacio necesario para construir o reconstruir nuestra hermosa patria. La perfección tiene cara de niño venezolano con su instrumento a cuestas y su sonrisa imbatible como estandarte. Cambio cuatro caderazos de Shakira, dos discos del insufrible Arjona, toda la música del trasnochado de Silvio… ah, también a los hermanitos Primera por un sólo concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Estado Nueva Esparta. Y me quedan debiendo…
Si, es un acto de fe y una manera de reconciliarnos con nuestro país. Porque sabemos de lo que somos capaces y es odioso y hasta sintomático que tengamos que escucharlo de boca de extranjeros para poder comenzar a entender y a valorar lo que somos. Ya lo decía Sir Simon Rattle en las más conmovedoras impresiones acerca de nuestra experiencia además de los más célebres directores y músicos de nuestros tiempos, estos son: Claudio Abbado, Plácido Domingo, Guiseppe Sinopoli, Eduardo Mata, entre otros. “Si algo esta ocurriendo en el mundo de la música es inobjetablemente aquí, en Venezuela”. Y no solo porque lo digan ellos, es porque se respira, se siente, se ve.
Hace algunos días me preguntaba acerca de ¿donde estaban los músicos venezolanos en el mundo?, ¿Cuánta trascendencia han logrado?, ¿Cuan lejos llega nuestro canto?, ¿Por qué no tenemos representación en el universo y la fama del mundo de la música? ¿Cómo es posible que cosas horribles y espantosas lleguen hasta los distintos rincones, audiencias, escenarios, públicos, mercados y hasta los parlamentos del mundo y nuestra música y nuestros músicos sigan estando tras los telones?
Bueno, aquí están. Hoy cambio, sin chistar: cuatro Juanes por un Dudamel. Y no solo para alcanzar la fama que es lo más superfluo para quienes alcanzan la perfección con su talento. Se trata de cambiar al mundo, no a modo de revolución intergaláctica, sino a modo de esta trascendente transformación cultural, artística, musical y humana que no solo ha cambiado a quienes participan en el proyecto de las Orquestas Nacionales Infantiles y Juveniles, sino que los salva.
“Tocar y luchar” nos muestra entonces a una Venezuela que lejos de la diatriba diaria, de los sofismas ideológicos, de las rencillas politiqueras, de la revancha y el odio sembrado, ha sabido entender del esfuerzo diario, de la capacitación necesaria, la disciplina y sobre todo los conceptos elementales de solidaridad, conjunción, concertación y voluntad.
No existe una mejor lección que nos puedan dejar los jóvenes, miles en todo el país, cientos de miles de niños que se nieguen a que este bello país se destruya en medio de una mezquina adulancia, una innecesaria lucha de clases y la parcializada solución de los resentimientos sin buscar la unión y la concertación de todo el país. La búsqueda de un proyecto que nos una como país y seguirlo, todos juntos hasta el final.
“Tocar y luchar” es también un delicioso regaño para quienes nos dejamos corroer por el pesimismo. Y en estos días, terribles en lo personal me avergüenza olvidar estos valores pero mas lo hace haberlos perdido en el medio del fragor de un país que creía se nos escapaba de las manos.
Estos hermosos niños; son creativos, melódicos, urbanos y provincianos, optimistas y felices, porque solo quien conoce la maravilla de la música puede estar cerca de la felicidad. Porque solo quien puede abonar los conceptos de lo bello, lo estético, lo artísticos, lo armónico y lo perfecto pueden estar cerca de Dios.“Tocar y luchar” nos ha enseñado cuan cerca de lo bello esta nuestra Venezuela, este país que se niega a merecer los miedos y las miserias humanas que se siembran con el odio y la revancha. Tocar y luchar nos han enseñado también a ser tolerantes, y la tolerancia es otro espacio necesario para construir o reconstruir nuestra hermosa patria. La perfección tiene cara de niño venezolano con su instrumento a cuestas y su sonrisa imbatible como estandarte. Cambio cuatro caderazos de Shakira, dos discos del insufrible Arjona, toda la música del trasnochado de Silvio… ah, también a los hermanitos Primera por un sólo concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Estado Nueva Esparta. Y me quedan debiendo…
Publicado en diario Sol de Margarita. 09 de Mayo, 2.006.