escenario pampatar
La ciudad es un ente vivo que cambia constantemente. Nuestros procesos de consolidación urbanos son dinámicos y perennes. Como parte de una movilidad propia de ciudades en evolución su sistema de intercambio cultural, social y económico se va moviendo a la misma velocidad. Aún más, en la misma forma como va nuestro país creciendo y tropezando, de esa misma forma nuestra Isla de Margarita, va absorbiendo los embates cíclicos de la vida política y económica de Tierra Firme.
Los movimientos que desde las actividades gastronómicas van siguiendo los vaivenes urbanos tanto como sustentan las necesidades propias de los entes sociales activos, de esa misma forma la actividad alimentaria va tomando acción y destacándose en las mismas áreas donde los grupos humanos se van activando o surgiendo nuevos requerimientos de acuerdo a sus actividades.
De la misma forma como surgen los comercios comunales o vecinales, al tiempo que se desarrollan los enclaves residenciales y comerciales, de esa misma forma se activan necesidades propias de las sociedades en crecimiento. Panaderías, lavanderías, bancos, abastos, farmacias y restaurantes van apareciendo en el mismo eje en el que los trashumantes urbanos afincan sus insuficiencias, necesidades o carencias.
Si a este breve boceto agregamos las oportunidades que se ofrecen en un destino turístico tendremos entonces muchas variables que comienzan a determinar la aparición de diversos emprendimientos gastronómicos urbanos persistentes y exitosos, aun cuando carecemos lamentablemente de esa misma capacidad para replicar y ofertar nuestros sabores y recetas locales, carencia lamentable y con la cual tenemos una gran deuda en las calles y mesas de la ciudad.