A propósito de la presentación del libro
“Caracas en 25 afectos” compilado por Tulio Hernández
Ver Caracas desde la Isla de Margarita es una gran pasión. Te crea una inmensa sensación de libertad que solo puede ser apreciada una vez se decide radicar el resto de vida en esta geografía insular, nunca antes. Caracas es un demonio del que nadie quiere salir y del que incluso al entrar nunca se sale. Es más, quien logra penetrarla ya para siempre la llevará en su piel, tatuada, pero no a modo de dibujo o arte sino a modo de cicatriz.
Caracas la infanta irredenta, la bailarina eterna, la sucursal del cielo o como guste en llamarla es también, al decir de Cabrujas, una ciudad que debe existir a trocitos en el resto del planeta.