viernes, agosto 28, 2020

LO MEJOR DE LA PESCA MARGARITEÑA ES SU DIVERSIDAD

En la carta del restaurante La Casa de Rubén se resguarda buena parte de la cocina tradicional margariteña. En ella se enaltece la pesca como una de las columnas sobre la que se sostiene la mesa insular. No solo torito, sapo bocón, sardinas, palometa, bacallao, medregal y otras especies aparecen en el menú, de acuerdo a un extenso calendario que enriquece su mesa y su oferta. De igual forma, son un clásico de su cocina los abalones de El Bichar, lo que otros conocen como vieiras en ceviche, pero con ají margariteño. 

En la Casa de Esther es habitual disfrutar en su cocina fusión margariteña el mondeque o futre, es decir el pez espada, de acuerdo a sus temporadas, en diversas presentaciones: en salsa de ají margariteño, en costra de casabe y ron y canela o el flambeado con ron y limón. Todas con la delicadeza y la firmeza que han convertido a esta legendaria casa en la población de Pedro González, al norte de la isla, en un bastión de la gastronomía margariteña. 

Subimos un poco y en la bahía de Juan Griego conseguimos una amplia oferta de la maestra Carmen “Sanga” Marín, con abundantes platos de pesca del día que van desde catalanas y sierras hasta los churrascos de dorado, bacalao o palometa. Si nos movemos un poco hacia La Guardia, conseguimos en Casa Mejillón no solo un enclave que enaltece y ofrece la variedad de recetas con el bivalvo de la bahía inmediata, sino la visibilidad y exploración permanente de su chef residente, Pilar Cabrera, ante toda la variedad de especies e ingredientes que le llevan sus proveedores o sus vecinos, como los pescadores o los niños de la comunidad: cangrejas, guacucos, longo, picúas, camarón tití y otras tantas maravillas de esta región. Es una variedad a veces compleja, a veces avasallante, que describe la riqueza de nuestros mares y la amplia diversidad del recetario popular margariteño.