Voces, canto coral, mas de 37 géneros musicales, mas que en cualquier
otro estado del país. Premios nacionales de pintura y escultura. Premios
literarios, exitosos escritores, Nueva Esparta es el estado con mayor cantidad
de premios culinarios por habitante en todo el país. Y también puede lograr ser
el mayor museo de obras por kilómetro cuadrado del caribe. Pero poco valoramos
lo que somos, lo que tenemos, lo que construimos. Preferimos muchas veces la
critica y el desapego por lo que llaman los franceses, “les bas sentiments”.
“La relación intrínseca de la ciudad con el arte es parte de la
sensibilización y humanización que debe aportar el tejido urbano al habitante.
Una ciudad que vive de espaldas al ciudadano, al peatón, al habitante es una
ciudad sin arraigo, sin pertenencias, sin apego. Una ciudad sin silencios, sin
alegrías y sin paisaje”, escribía hace unos años en mi blog a propósito de la inauguración
del maravilloso Museo Vial Jardín de Esculturas en la av. Luisa Cáceres de
Arismendi.
Como profesional, diletante del arte y las distintas
expresiones artísticas y culturales, he participado activamente en distintas áreas
de promoción, difusión y desarrollo en nuestro estado Nueva Esparta. En todas,
aliento el respeto e integración del lector, del consumidor de cultura, del
ciudadano, del habitante a su apreciación y valoración como parte de la apropiación
que debe surgir entre el arte y el habitante. Para valorar su impacto y
calibrar su evaluación como una pieza que estará insertada a convivir en la
ciudad, modificarla, aportarle, llenar el vacío urbano, construir ciudad. Me
interesa mucho, como el artista aborda la lectura que la ciudad y el habitante
puedan tener de ella, como dialogan, como se respetan. De allí que he sido además
de un diletante, un afanado promotor, buscando ser un facilitador de ese
intercambio imperecedero.
(LEER MAS)
Me tocó vivirlo en la implantación que se dio del Simposio Internacional
de Esculturas acá en la Isla de Margarita en 2007 y del que, invitado por mi
amigo, el escultor Humberto Cazorla, hice dupla con el arquitecto catalán Sergi
Carrulla para aproximar y facilitar la instalación de esas piezas en el eje de
bandejones de la avenida Luis Careces de Arismendi. Con los distintos patrones
y parámetros para su implantación, y con rigurosas normas de visibilidad,
aproximación, velocidad, identidad y señalización, establecimos un proyecto al
que luego de distribuir piezas y conversar con los muy variados y
multidisciplinarios artistas, nacionales e internacionales, se logró la
instalación mas cercana a los patrones de tamaño, escala urbana, colores,
elevación y materiales que se pudiera. Fueron delicadas y muy provechosas conversaciones
con todos y cada uno de los artistas, unos maestros reconocidos a nivel
internacional, otros comenzaban una destacada trayectoria que, al día de hoy,
siguen creciendo y evolucionando.
De tal forma, que, así como en el pasado nos preocupamos por
su implantación también levantamos la voz para la reflexión de los gobernantes,
los dirigentes y el habitante, para entender que la ciudad, pensarla,
planificarla, ayudar a construirla. Hoy hemos visto cómo un grupo de ciudadanos
preocupados por el estado en el que se encuentran ese catalogo enorme de piezas
escultóricas en todo el estado Nueva Esparta, que pueden sobrepasar las 55
piezas de gran escala y de un valor insospechado. Se han activado para darle
visibilidad, valoración, comenzar a articular esfuerzos para la generación de
tareas y actividades para su recuperación, restauración, mantenimiento o
reinstalación de acuerdo a sus condiciones actuales. Mantener un parque de
obras de mas de 55 piezas no es poca cosa. Y este grupo multidisciplinario de
habitantes han destacado en principio La Perla de Margarita del maestro Jesús Soto,
por ser emblemática del deterioro actual, por su visibilidad y por estar en una
zona destacada para la ciudad y los visitantes de nuestra isla. Junte iniciativas,
ideas y proyectos para empujar en la línea de saber qué hacer, acudir a los que
saben, abrir el compás de consultas, preguntar, averiguar, evaluar, levantar un
inicial inventario de piezas y comenzar a tocar puertas para su mantenimiento y
preservación. Es hora ya que las instituciones gubernamentales estadales,
tengan departamentos para su valoración, cuidado y mantenimiento, con personal
capacitado y profesional en el tratamiento de piezas de alto valor y declaradas,
algunas ya consideradas como patrimonio cultural de la nación.
A eso me avoco. A aportar, a valorar, a trabajar. A seguir
impulsando el cuidado y preservación de los bienes artísticos, culturales y
patrimoniales del estado. Piezas que son tan valiosas, aun cuando se nos
derruyan en las manos por descuido o falta de mantenimiento o incluso por la no
utilización de materiales apropiados para nuestras condiciones climáticas. Piezas
que permanecen en su silencio urbano, distraídas del tráfico diario. Obras que
sean de redes maestros universales o maestros margariteños de apreciación
local. Obras que pueden haber sido no culminadas con los acabados o materiales
precisos por falta de recursos pero que igualmente permanecen estoicas,
resistiendo el olvido, el desprecio e incluso su desconocimiento hasta que
pueda servir a los bajos sentimientos de quien hace bulla, más que aporta.
Prefiero darle importancia a lo sustantivo, a lo
verdaderamente constructivo, a la facilitación del apego, la construcción
amable del museo de nuestros afectos, para convertir definitivamente a la
Ciudad en un lugar más vivo para vivir, antes que humano para sobrevivir...
Vida, ciudad, arte y habitante integrados en una excelente oportunidad que ha
sido el museo vial Jardín de Esculturas del 1er. Simposium Internacional de
Esculturas Margarita 2.007 y todas las piezas que convierten a nuestra Isla de
Margarita en un inmenso museo de arte, quizás el más importante del caribe. Es
hora de trabajar todos juntos por él.
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