Entre cómicos y bufones, así se nos van estos atribulados días de mitad de año. Desde que una Miss Universo quiso hacerse con la silla de Miraflores, pasando por El Brujo y llegando hoy a la enloquecida fiebre que ha desatado la candidatura de un cómico a la presidencia de nuestro país, nos hemos dado cuenta que estamos comenzando a revolvernos en nuestro propio charco.
En condiciones normales un país puede sobrevivir a una locura como esa. En las condiciones actuales es sencillamente un salto al vacío. Y la gente lo ve con esa simpleza con la vemos nuestra vida. Aderezados con whisky 18 años nuestro país se hunde en la bacanal que nos hace sauditas mientras padecemos la borrachera de los petrodólares mientras nuestro líder se pasea por el mundo chequera en mano, tratando de salvar el mundo.
Estamos en manos de fenómenos electorales. Hace algún tiempo el humorista y artista plástico Pedro León Zapata se lanzo a la presidencia, pero cuando comenzó a aparecer en las encuestas decidió que ya era tiempo de retirarse pues un país que escoja a un humorista como presidente ya deja de ser un país serio. Y el humor es una cosa muy seria para dejárselo a los políticos, eso es verdad.
Ahora puede ser que veamos a este cómico candidato o candidato cómico como una manera de joderle la vida a quien nos ha estado mamando el gallo desde hace siete años apoltronado en la deseada silla de Palacio. Puede ser que sea hora que nos burlemos de ellos, de quienes se ríen del pueblo desde las esferas del poder. Llevamos 20 años bailando la música que nos tocan los políticos irresponsables, esos que nos metieron el Decreto de Pedro El Breve por el pecho y los mismos que nos vendieron el paro como una salida. De los mismos que antes como ahora ven en este “monárquico” candidato una salida a la crisis, un outsider, una vía para escapar de los problemas que agobian nuestra democracia, un negrito que viene de abajo y que tiene el pelo malo como el Rey. O los otros, los que no tienen capacidad sino para reírse en el circo que cada domingo se levanta en cualquier pueblo del territorio nacional. Nos ofrecen centro de lomito y whisky, una Hummer o un Audi y corremos a abrazar al que “quien sabe y le echa una vaina al que te conte”. Es este país de locos, en el que nadie entiende nada. Antes al menos el Rey tenía sus poetas, sus pintores y sobre todo sus bufones que le hacían reír. En este país esta todo al revés. Los políticos se quedan sin trabajo y los cómicos se van al palacio para hacer reír al pueblo. La antipolitica sin bases, sin maquinarias, sin partidos, en fin, sin gente. El problema es que ya en el palacio hay bufones y saltimbanquis que regularmente nos hacen pegar unas carcajadas y a veces también nos asustan. Ya nuestra salida se ha vuelto un asunto ludico, un “vamos a ver y quien sabe”. Como lo dijo Camilo Jose Cela, “no es lo mismo esta dormido que durmiendo. Como tampoco es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”.
En condiciones normales un país puede sobrevivir a una locura como esa. En las condiciones actuales es sencillamente un salto al vacío. Y la gente lo ve con esa simpleza con la vemos nuestra vida. Aderezados con whisky 18 años nuestro país se hunde en la bacanal que nos hace sauditas mientras padecemos la borrachera de los petrodólares mientras nuestro líder se pasea por el mundo chequera en mano, tratando de salvar el mundo.
Estamos en manos de fenómenos electorales. Hace algún tiempo el humorista y artista plástico Pedro León Zapata se lanzo a la presidencia, pero cuando comenzó a aparecer en las encuestas decidió que ya era tiempo de retirarse pues un país que escoja a un humorista como presidente ya deja de ser un país serio. Y el humor es una cosa muy seria para dejárselo a los políticos, eso es verdad.
Ahora puede ser que veamos a este cómico candidato o candidato cómico como una manera de joderle la vida a quien nos ha estado mamando el gallo desde hace siete años apoltronado en la deseada silla de Palacio. Puede ser que sea hora que nos burlemos de ellos, de quienes se ríen del pueblo desde las esferas del poder. Llevamos 20 años bailando la música que nos tocan los políticos irresponsables, esos que nos metieron el Decreto de Pedro El Breve por el pecho y los mismos que nos vendieron el paro como una salida. De los mismos que antes como ahora ven en este “monárquico” candidato una salida a la crisis, un outsider, una vía para escapar de los problemas que agobian nuestra democracia, un negrito que viene de abajo y que tiene el pelo malo como el Rey. O los otros, los que no tienen capacidad sino para reírse en el circo que cada domingo se levanta en cualquier pueblo del territorio nacional. Nos ofrecen centro de lomito y whisky, una Hummer o un Audi y corremos a abrazar al que “quien sabe y le echa una vaina al que te conte”. Es este país de locos, en el que nadie entiende nada. Antes al menos el Rey tenía sus poetas, sus pintores y sobre todo sus bufones que le hacían reír. En este país esta todo al revés. Los políticos se quedan sin trabajo y los cómicos se van al palacio para hacer reír al pueblo. La antipolitica sin bases, sin maquinarias, sin partidos, en fin, sin gente. El problema es que ya en el palacio hay bufones y saltimbanquis que regularmente nos hacen pegar unas carcajadas y a veces también nos asustan. Ya nuestra salida se ha vuelto un asunto ludico, un “vamos a ver y quien sabe”. Como lo dijo Camilo Jose Cela, “no es lo mismo esta dormido que durmiendo. Como tampoco es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario