sábado, diciembre 26, 2009

LOS 10 MEJORES DISCOS 2009 (VENEZUELA)

10 MEJORES DISCOS DEL 2009:
10-VIRGINIA RAMIREZ manos y alma
9-PAZ, Gaelica
8-EXPOSE Nana Cadavieco
7-COMMERCIAL Amigos Invisibles
6-CONTRASTES antonio mazzei
5-CONtrabajos DE ALDEMARO Gonzalo Teppa
4-COLORES DE IDEAS Masseratti 2lts
3-ENTRE MANOS C4 trio
2-AFRICA LATINA Leo Blenco
1-SESIONES ENSAMBLE GURRUFIO CON ALFREDO NARANJO.
Aqui mis propuestas.
Saludo sus comentarios

lunes, agosto 10, 2009

LEO BLANCO Y EL TRIO ENCRUCIJADA

El jazz es un abrazo en la madrugada.
Si hubiese la manera de permanecer en su abrazo no existiese los espacios de la soledad. El jazz es una calada que arrastra de todo, que mueve el fondo; que todo lo trae y todo lo lleva. El jazz es como una fuente de la que beben todos y todos la llenan. Nadie traiciona al jazz porque el jazz a nadie pertenece. Nadie finge amar el jazz, pues para amarlo hay que saberlo, como el aceite de la mujer. El jazz cuando se apropia de alguien ya más nunca abandona sus días. El jazz es una sentencia en la que todos presumimos la certeza de ser amantes o infieles sin serlo.
El jazz se hace nuestro cuando lo bebemos, aunque no todos se atreven a escanciar ese licor. Incluso cuando se lo brindas a alguien, por lo general sabe que es un buen elixir pero tarda días en saber que ha sido intoxicado con su veneno.
Con la mujer es distinto, pues ella lleva per se inoculado el virus del jazz. Cuando bebemos de sus labios, nos está suministrando la dosis exacta para permitirnos enfermar de amor o de jazz que es lo mismo, se sabe.
Y hoy hemos venido a ser infectados de gozo y jazz. Es el jazz que nos trae uno de los más importantes pianistas del jazz venezolano e internacional: Leo Blanco… Leo es quizás en este momento uno de los músicos mas influyentes en la escena musical venezolana. Así lo reflejan sus trabajos anteriores y esta AFRICA LATINA que viene hoy a inocularnos. Fusión de ritmos y sonoridades africanas en la paleta de intensos colores latinoamericanos. Su trabajo intenso y creativo, profundo y reflexivo se avoca a sabernos como cultura pero también como expresión de una raza cósmica y mestiza que nos hace únicos y universales como lo dijo el maestro Jose Ignacio Cabrujas.
Junto a el, se nos aviene la exactitud y la precisión del contrabajista Gonzalo Teppa, quien en su más reciente producción CON TRABAJOS DE ALDEMARO lo reafirma como uno de los músicos más versátiles, estructurados y milimétricos en la ejecución del bajo en nuestro país. Y para agregar atmosfera, sonoridad, alma y locuacidad también presupuestamos al carismático Diego “El Negro” Alvarez en la percusión, no existe nadie que no lo quiera tener en su proyecto…
Todo lo demás esta demás. Pues al estar frente a un prodigio no queda más que verlo, escucharlo, degustarlo y disfrutarlo. Son esas pocas cosas a las que se asiste como en una ceremonia. Y esta noche asistiremos a la llegada del Jazz a Margarita que es como celebrar la llegada de la buena música a nuestras costas. Celebrarlo, como dice Montejo, para vivir o para morir, ya no se sabe, porque al entrar ya no se sabe.

Palabras de Fernando Escorcia en la
Presentacion de Leo Blanco, Gonzalo teppa y Diego El Negro Alavarez
Sala Casa de Las Artes Omar Carreño de La Asuncion, Nueva Esparta
Jueves 06 de Agosto, 2.009



miércoles, febrero 04, 2009

UN INUSITADO RESTORAN CHINO LOUNGE


Cuantos de nosotros no nos hemos acercado alas horas del mediodía y nos decimos: hoy quiero comer chino. Aunque no tenga nada que ver con la antropofagia, podemos decir que esa resuelta decisión tiene mucho de feria, alegría y celebración. Mucho de lúdico y mucho de azar; partes intrínsecas a la milenaria cultura oriental. Aun sabiendo la enorme comunidad china en nuestro país, son pocas las posibilidades de contacto que encontramos para celebrarlo, a no ser los bazares y el restorán chino.
Esta emblemática institución gastronómica las conocemos por sus enigmáticos altares, sus enormes jarrones y su sagrado tótem a la fortuna y la paz, el buda y el buey; el dragón de ojos amenazadores y los inciensos. Los tigres acechantes y las gárgolas saliendo de las paredes, los aleros de las pagodas, el rojo y el dorado como claves de una decoración signada por lo místico y tradicional pero que para muchos de nosotros se convierten en una marca tan kitch como identificativa.
La Casa Yong, la casa de la gastronomía china, viene a ser exactamente todo lo contrario. Este restaurante que desde hace un año disfrutamos en la Isla de Margarita, por los lados de la avenida Aldonza Manrique en Pampatar, es un chino fuera de lo común, es casi un chino minimalista. Y lo comprobamos en varias de sus características.
Primero, a no ser por algunos elementos decorativos que reposan en la vitrina de entrada (y que curiosamente están a la venta), el interiorismo es limpio y pleno, lleno de luz y de colores muy claros, relajados, ambientados en detalles orientales muy sencillos en la arquitectura de la mesa y su mantelería, deja espacio para el sosiego y la calma. De estilo vanguardista y casi lounge nos impresiona la sencillez de sus espacios y su atmósfera, sin recargos y sin sobresaltos. Incluso las áreas sanitarias son de una calidad y una higiene que denota cuidado, atención y comodidad precisa para el comensal.
Segundo por su atención. Una bella y flaca rubia nos recibe con una sonrisa carnosa y atenta mientras el resto del personal muy venezolano se dedica a recibir nuestro pedido muy atentamente. Desde el legendario barman “Caripe”, hasta el único mesonero oriental de reciente adquisición, que nos atiende con precisión, dinamismo y hasta con modismos margariteños que no dejan de descubrir sonrisas en los comensales.
Tercero, porque son constantes y honestos. Aun careciendo de un perfil exacto en su gastronomía, veremos una extensa carta que se pasea por la comida cantonesa, sube a las almibaradas y picantes formulas del norte, se regocija en las tendencias szechuan y se vuelve mas occidental en los platos diseñados por la alienante cultura salida del Chinatown niuyorkino.
Y cuarto, porque para que usted vea a los propios chinos visitando un restaurante es porque efectivamente no solo es sensato, sino que su cocina es precisa, correcta y lo mas cercana a sus sabores históricos y nacionales.
La Casa Yong se afana en ser una cocina estable desde su inicio. Desde los consabidos platos chinos sin sobresaltos, hasta los tradicionales. Sin sobresaltos, cuánto amamos los comensales de esta isla una cocina que sea estable, que no nos sorprenda más allá de lo sensato. Todos los platos tradicionales chinos lucen impecables y suficientes. Y esa es otra característica que nos tranquiliza. La relación precio-cantidad jamás podrá ser superada por restaurante alguno, a no ser por la exagerada culinaria maracucha, la amable mesa colombiana y la profusa amabilidad española. No obstante, en las arduas combinaciones de mariscos, pescados, aves y carnes rojas, no son menos osados y acertados.
En los todos los platos de la Casa Yong tendrá la posibilidad inexcusable de descubrir la gastronomía milenaria que nos viene del gigante oriental. Como lo hacen ellos en su inveterada tradición gastronómica se cuidan perfectamente las proporciones, el corte de los vegetales, la frescura de cada ingrediente y el hermoso colorido servido en mesa. Exactitud, proporción y armonía. Sus platos calientes son exactos, los arroces chinos (los fritos son americanadas) son increíbles, chow mein sin sobresaltos y una amplia lista de wanton para reponer al mas enratonado.
En resumen, podemos advertir que si busca más aventura que placer en las incursiones por la gastronomía china deberá pasearse por cualquiera de las ya abundantes ofertas culinarias orientales en la Isla. Aquí en Casa Yong se come bien, abundante y correcto, que es lo menos que uno reverencia en un restaurante en estos tiempos.
No se sorprenda si cuando los visite, un mesonero chino, muy ágil y entusiasta, le dice en perfecto oriental: Dime, mijooo….


Casa Yong. La casa de la gastronomía china. Av. Aldonza Manrique. Playa El Angel.

Pampatar. Isla de Margarita

Articulo Publicado en la Revista Paladares Arte Gastronomico, Edicion Nº 11. 2.008. Isla de Margarita

LA BELLA VISTA DEL GUAXAMURI


El lounge ha tomado la Isla de Margarita. Como estética de los visible, lo incontrastable. Son cada vez más entretenidos y también más atractivos. No solo por el ambiente, su música y su carta, sino también por quienes asiduamente concurren cada semana a estos espacios. Son espacios llamados ahora chillout, sumamente lights en los que la atmosfera fashion y la sobriedad enfiebran a sus huéspedes. Como dice Alberto Soria, vienen acompañados de cartas para cenas lights, tal como suelen cenar las hermosas chicas y varones quienes los visitan. Para los sibaritas, no son más que espacios para alternar un par de tragos, unas tapas (perdón, debo escribir entradas) y una amena conversación. Para los más, los lounges son por antonomasia, espacios para ver y dejarse ver. De allí que luego de la suerte que toman algunos sitios devienen en suertes de discotecas o salas de baile, ambientes de performances, catas de vino, sushi bar y salas de fiestas privadas.
Debo confesar que el Salon Restaurant Guxamuri no ha sido un hallazgo para mí. Si reconozco que su cocina me ha agradado y enamorado. Luego del prudente reposo que damos a las nuevas propuestas, nos acercamos a este salón en el que se funden el comedor de ambiente lounge con un comedor vanguardista, sillas indonesias y una despabilante terraza que permite agregar verde y salitre a la mirada y el gusto.
No obstante, lo sobresaliente, como disfrutamos en valor, está en la arquitectura de la mesa y la estética de cada uno de los platos; en la aquiescencia de los sabores mantuanos y la geometría contemporánea de los componentes. La chef ejecutiva Yuraima Blanco ha sabido exponer su discurso en cada plato. Refaccionando, releyendo nuestra cultura gastronómica y sacando el sabor de los fogones maternos. Yuraima con esta propuesta refuerza su trabajo culinario, alejada de la exposición mediática y se dedica a lo hermoso del servicio y el yantar. Se dejan colar sus ocurrencias y sus agregados, su soporte académico con las divertidas proposiciones, lo anecdótico con lo ideal, lo histórico con lo genial. Cada vez que se sienta en su mesa sabrá de sus arepas familiares y los sueños de dar placer sin mezquindades.
Decíamos que cada mesa tiene una arquitectura encantadora. Cada plato, cada copa, la cubertería precisa, servilleta e individuales que han sido escogidos con gusto y cuidados. Una curaduría de restaurante llevada impecablemente a cabo por la Ing. Milagros Guerrero de Kabche, quien además funge en la gerencia del hotel Bella Vista en esta etapa de renovación y adaptación a las nuevas tendencias de la hotelería mundial. El detalle de la mesa y todos sus componentes, en la que nos hemos detenido tiene que ver con un elemento importante y es la valoración que cada vez más se tiene con los comensales y la estética; el confort y la atmosfera. Su mobiliario ha sido traído especialmente desde Indonesia y no reporta a ninguna estética fashion ocasional de remate de almacén. Su decoración y cada detalle resuman una fusión ciertamente curiosa para la propuesta mantuana creativa que nos acerca la chef ejecutiva.
Pocos platos en la carta, suficientes para determinar aplicación y precisión justas y acertadas. Recordamos algunos de ellos. Por ejemplo, el chupe de gallina al estilo caraqueño y arepitas amasadas con ají dulce. Recordamos el lomito mantuano, suerte de tepuy ancestral con neblina de papelón y sabor de asado negro y ron venezolano. Paseamos por la colonia de la mano de la polvorosa de gallina y queso telita de sabores exóticos. Soñamos con los langostinos con crocante de almendras sobre culi de parchita y unas costillitas de cordero con berenjenas y patatas inolvidables. Para el cierre nos reservamos a reconocer en el paladar parte de nuestra historia con el Negro en camisa. Digno representante de la fusión de la culinaria venida de Africa, con la Colonia y los sabores esparcidos en el valle del Guaraira Repano. Yuraima ha sabido enamorar los sentidos del comensal y plenar los deseos del amante. Yuraima con su negritud y sus manos han sabido otorgar a cada plato la historia y la tradición que le precede.
Cada vez que pose sus brazos en la mesa de Yuraima, sabrá que alentar el gusto es también excitar el placer de lo vivido. El gozo hermoso de la plenitud. Ese afecto y esa transfiguración gustativa se afincan en cada plato, cada caldo. Cuando se sale del restaurant Guaxamuri sabrá que este salón es un espacio grande como el alma de una mujer, noble como el abrazo de la amante, seguro como el regazo del amor.


Salón Restaurante Guaxamuri. Hotel Bella Vista.

Av. Santiago Mariño. Porlamar. Isla de Margarita.

Publicado en Revista Paladares Arte Gastronomico

Edicion 10º. 2.008. Isla de Margarita.