Ese gesto universal de picar el pan con la mano y brindarlo, como en el amor.
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Somos hijos del maíz, profundos amantes de la arepa pero nuestra pasión se anida en el pan de harina de trigo. No ha sido mas la historia e identidad que reside en el kasavi, el plátano, la cachapa ó cualquiera de las posibilidades que en carbohidratos para elaborar acompañantes o bases que acompañen las proteínas de nuestra alimentación.
Y ese pan sagrado que nos conquistó desde los tiempos de la llegada de los españoles a esta costa de Cuagua, se ha quedado enredado entre el paladar y nuestra identidad, hasta hacerse parte de nuestra memoria gustativa y cultura.
De esa estirpe nace el emprendimiento Pan de Campo, entre otras cosas porque uno de sus panaderos es descendiente de portugueses y se ha dedicado por mas de 30 años mas al oficio desde el punto de vista panadero. Ese es Filipe Nobrega Da Gama. Y el otro es Carlos "Chali" Hernández incansable emprendedor que ha resistido junto a su esposa Iraima Ortiz, en Casa Orión y también en Casa Caranta, entre otras iniciativas.
Este producto generado por las consecuencias de la pandemia, surge en los propios hornos y fogones de la casa de uno de ellos y se reservan espacios para el avance del emprendimiento que desde noviembre viene sosteniendo una propuesta estable en la oferta panadera local.
Panes de recetas tradicionales como campesinos tradicionales, concha dura y redondos; sobados o canillas, se le agregan los panes intervenidos con tomates secos, frutos secos y demás; focacias y panes de sandwich; hasta confluir en los panes dulces y golfeados en tortas que hacen estragos junto a los tradicionales cachitos de jamón tan venezolanos en las meriendas y balas frías de las panaderías de todo el país.
Punto aparte merecen sus panes integrales, que aún por sus ingredientes cuidados mantienen estabilidad, costo y calidad. Entre otras cosas, porque no es un integral común, sino que es una formula rica en fibras, frutos secos, pasas y semillas. Un pan tan delicado y sublime que merece disfrutarlo y degustarlo en rodajas seco y sin ningún tipo de rellenos o untables.
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Han sabido proveerse de insumos e ingredientes que permitan mantenerse y hacerse cada vez mas atractivos en variedad, calidad y valor. Pueden adquirse por medio de sus redes sociales, específicamente por su cuenta en Instagram @pandencampo.mgta.
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Chali y Filipe nos enseñan tradición y profesionalismo, respeto al sagrado pan de nuestros días y una dialéctica con los amasijos de nuestra larga tradición panadera venezolana. Además resisten, se redefinen y siguen obrando hasta conseguir espacio estable para una vitrina permanente. Dos tenaces emprendedores locales que no se dejaron vencer por la pandemia y sus estragos económicos y sociales en nuestra isla.
Insisten, amasan y hornean.
Producen olores para vencer la incertidumbre.
Es curioso que el pan junto al café son dos aromas inevitables, inexcusables y ante los cuales es imposible dejarlos pasar desapercibidos, como el amor por esta tierra de salitre y campo.
Pan de Campo, nos invita a seguir amando el pan nuestro de cada día.
#EmprendimientoGastronomico Margariteño
Instagram: @pandecampo.mgta
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