sábado, febrero 05, 2022

CARTA A ISABEL ALVA DESDE EL ROCOTO RESTAURANTE

No hay manera que uno piense en un ceviche, aquí en la Isla de Margarita, y saboree inmediatamente los cebiches de Isabel Alva, en El Rocoto de Porlamar. De hecho, se ha convertido en la embajada culinaria peruana en nuestra ínsula. Sabores que de apreciarlos, aprenderlos y comprobarlos, se nos han vuelto una referencia gustativa a la hora de paladear otros platos de la poderosa y patrimonial cocina peruana. Además, quienes hemos tenido la oportunidad de visitar, degustar y aprehender los sabores peruanos en esa tierra, logramos cerciorar y adicionalmente, desglosar y fijar en boca, gusto, paladar y memoria, los platos y recetas de esa herencia inca que ha seducido el mundo. Es fácil, entonces andar por el mundo probando cebiches, causas, cau-cau, chupes y demás delicias a partir de los sabores aprendidos y verificados en ese viaje de sabores que significa el deleite de Lima y Cusco.

En El Rocoto de Porlamar, también vamos a identificar y refrescar sabores y saberes. Reconociendo en ellos también la presencia de la despensa inmediata que se asoma en algunos de sus platos. Lo que importa es aprender que Isabel Alva ha querido dejar en su cocina el sabor de su hogar, la seña de sabores ancestrales, territoriales. Y eso se respira allí, en cada uno de sus propuestas en las que reposa un inmenso amor por la despensa, por el producto, por la biodiversidad. Un tanto lo que grandes cocineros peruanos defienden y enarbolan como banderas culinarias. El caso de Gastón Acurio, Virgilio Martínez o Pedro Miguel Scciafino, como tantos otros, en donde la naturaleza y el paisaje resplandecen en sus platos y en cada uno de los ingredientes que hacen mixtura para representar una cocina que resiste, evoluciona y se levanta como una de las mas brillantes del continente americano. Acá en la isla tenemos la inmensa fortuna de contar con Isabel, mujer de fogones y querencias, que estando forzosamente alejada de esta insularidad, tiene el corazón  sembrado en este borde cálido del caribe, en esta tierra de sal y peces que aborda cada minuto desde la distancia.

 

miércoles, febrero 02, 2022

LA AREPA E’ VIEJA DE LA SIERRA

Aunque tiene nombre de nuestra deliciosa arepa no se trata de un plato salado sino mas bien de la granjería margariteña. Un dulce que data según registro de antes de 1863 de Andrés Aurelio Level en su libro Esbozos de Venezuela: la Margarita, en el que habla de “una especie de turrón hecho de casabe que se le añade coco que llaman Barriga de Vieja”, plato simbólico de confitería insular.
Efectivamente es en la población de La Sierra a lo largo de la vía que conduce de El Valle a La Asunción, a un lado de El Copey, es donde se elabora este dulce típico en el período entre la bajada de la Virgen hasta la octava de fiesta, solamente para enaltecer a la Virgen del Valle, durante su celebración anual.
 
En una reciente visita que hicimos a La Sierra junto a nuestro amigo, el historiador y cronista Verni Salazar y el cocinero Francisco Yánez, nos recibió la incansable emprendedora y productora agrícola Nacarit Vásquez y su comadre Yaritza Manrique quienes nos acompañaron en las visitas y además nos pudieron dar detalles de la producción de Arepa de Vieja
que en los actuales momentos se elaborado por algunos jóvenes, nietos de la generación que dio mayor proyección y difusión a este dulce popular. Y es que efectivamente la Arepa de Vieja junto al Piñonate, se convierten en dulces tradicionales y típicos de Nueva Esparta, con valor patrimonial y trazas históricas y ancestrales. Son muy pocos quienes lo elaboran y se ha perdido la tradición de ofrecerlo para consumo, disfrute y venta durante las fiestas de la Virgen en la propia plaza de El Valle. 
 

lunes, enero 31, 2022

HACIA LA ISLA MUSEO MAS IMPORTANTE DEL CARIBE

Voces, canto coral, mas de 37 géneros musicales, mas que en cualquier otro estado del país. Premios nacionales de pintura y escultura. Premios literarios, exitosos escritores, Nueva Esparta es el estado con mayor cantidad de premios culinarios por habitante en todo el país. Y también puede lograr ser el mayor museo de obras por kilómetro cuadrado del caribe. Pero poco valoramos lo que somos, lo que tenemos, lo que construimos. Preferimos muchas veces la critica y el desapego por lo que llaman los franceses, “les bas sentiments”.
 
“La relación intrínseca de la ciudad con el arte es parte de la sensibilización y humanización que debe aportar el tejido urbano al habitante. Una ciudad que vive de espaldas al ciudadano, al peatón, al habitante es una ciudad sin arraigo, sin pertenencias, sin apego. Una ciudad sin silencios, sin alegrías y sin paisaje”, escribía hace unos años en mi blog a propósito de la inauguración del maravilloso Museo Vial Jardín de Esculturas en la av. Luisa Cáceres de Arismendi.
 
Como profesional, diletante del arte y las distintas expresiones artísticas y culturales, he participado activamente en distintas áreas de promoción, difusión y desarrollo en nuestro estado Nueva Esparta. En todas, aliento el respeto e integración del lector, del consumidor de cultura, del ciudadano, del habitante a su apreciación y valoración como parte de la apropiación que debe surgir entre el arte y el habitante. Para valorar su impacto y calibrar su evaluación como una pieza que estará insertada a convivir en la ciudad, modificarla, aportarle, llenar el vacío urbano, construir ciudad. Me interesa mucho, como el artista aborda la lectura que la ciudad y el habitante puedan tener de ella, como dialogan, como se respetan. De allí que he sido además de un diletante, un afanado promotor, buscando ser un facilitador de ese intercambio imperecedero.
(LEER MAS)