“Hay que estar pendiente de Sayalero. Tengo tiempo que no se de él.” Este mensaje lo recibía frecuentemente de mi maestro Rubén Santiago, cuando Juan Carlos, se nos desaparecía del radar. Y allí estábamos pendientes de él, una y otra vez. Se puede decir que Rubén se sentía responsable de su estadía aquí en Margarita y en el rendimiento que de su trabajo se esperaba en la isla.
Juan Carlos suele
desaparecer en pleno trance de trabajo. O sea por exceso o por defecto. Cuando
esta imbuido en su proceso creativo o cuando anda resolviéndose la vida en los
fogones, intentando darle sostenibilidad a sus sueños y su familia. Siempre con
una gran creatividad y audacia para reinventarse o reiniciarse. Y vaya que lo
logra.