La Isla
de Margarita esta llena de ejemplos de gente que ha descubierto en la
gastronomía su verdadero destino en esta vida. Gente que deja sus oficios y
profesiones para dedicarse a desempolvar los recetarios familiares y comenzar a
preparar tales recetas para venderlas en la puerta de la casa o por las redes
sociales. Otros dejan escuelas y hospitales para preparar licores o fermentados
con los frutos que caen en el patio de la casa, y no solo disfrutarlos sino
vivir de ellos. Este es el caso de Leida y Yumeli, dos hermanas de una gran
familia que se han dedicado a producir a partir de su despensa. Y su despensa
es sencillamente su patio, la finca familiar, los alrededores de la casa, la
tierra, La Grea de Candelario, su padre.
En un
momento dado, el paisaje de la casa familiar estaba tapizado de tamarindos,
dátiles y parchitas. Había que hacer algo con aquello que mas que paisaje
formaba parte de sus historias, sus costumbres. Y comenzaron a indagar y
estudiar para producir mas que licores, una transformación que las llevo a
dejar algunos sueños y proyectos, cambiarlos por otros.
Consiguieron
en diplomados, cursos y talleres métodos y técnicas que les ayudaran a ensamblar
un modelo de negocio que las impulsara a conseguir de la mejor manera que estos
productos pudieran darles un ingreso adicional y complementar su sustentación,
en medio de las crisis que habitualmente nos han azotado. Esto ocurre en los
inicios de la década pasada en el Programa de Apoyo al Emprendedor de la
Universidad Corporativa Sigo y en el Diplomado de Emprendedores Gastronómicos
de la Fundación Fogones y Bandera. Y aquello que fuera una alternativa, un complemento
se convierte rápidamente en un proyecto de vida, un destino. Y fue así, como
dejaron la docencia y la enfermería por una pequeña empresa que sobrepasó los
embotellados, y ahora les cuento cómo es eso.
El
Licor de Datil de La Grea, Licores Artesanales, es el producto bandera que da
inicio a este emprendimiento, ya convertido en marca que reúne un catálogo de
productos que afanosa y provechosamente mira y valora la despensa local, sus
inmediaciones. Los predios de la familia Rivera en Tacarigua, zona de tradición
y gran poderío agrícola, es el enclave donde se reúne la familia a poner en
valor, embotellar o envasar los diversos productos que son el resultado de
procesos y procedimientos rigurosos y dedicados a sacar de las cosechas
periódicas de frutos muchas veces desechados o infra-valorados. El tamarindo,
la parchita e incluso el dátil, que no es un fruto autóctono y aun así, tiene
tantos años arraigado a nuestras tradiciones.
Las hermanas
Rivera producen Licor de Dátil, o Tamarindo Blue o tal vez Licor de Parchita.
Pero allí no termina su emprendimiento porque luego desarrollaron Salsa
Tamayaki (teriyaki y ahumado de tamarindo) o más recientemente Tamají. Ya
habían producido antes conservas de dátiles o dátiles rellenos. E incluso hacen
vinagretas y otros frutos envasados, así como las pastas de tamarindos o las
deliciosas presentaciones con dátiles.
Y es
que estas ingeniosas e inspiradoras hermanas, no se han quedado en su granja,
sino que han mirado a su entorno de una manera distinta. Unas veces las vemos ensalzando
los productos de la zona o los nuevos establecimientos con las tradicionales cachapas
de maíz tacariguero que ahora volvieron a ponerse de moda. Han participado en el
Taller “Diseño de Rutas Gastronómicas: el paisaje culinario como atractivo
turístico” dictado por la excelente académica de la UNEY-CEHOTUR Lcda. Maryely
Martín, organizado por Margarita Gastronómica. De allí surgió inicialmente la Ruta
Ecoturística de Tacarigua, que se implementó exitosamente en 2019. Con ello quedaron
sembradas las bases y la demostración de la factibilidad de desarrollar ese y
otros paseos que visibilizaran valores, emprendedores, iniciativas, paisajes,
proyectos, recetas, ingredientes y productos de la zona.
De allí
en adelante, aunado al tremendo éxito de la Feria de la Cachapa que organiza la
comunidad, sensibilizando a los propios en torno a sus propios valores y
tradiciones, recetas y fiestas, cambió el panorama del sector. Esta feria que
en su primera edición en 2017 reuniera escandalosamente a más de 3.000 personas
en plena vía principal que conecta La Asunción con Juan Griego y viceversa, no
deja de ser una anécdota por el impacto y reverberación causada que aun hoy, al
pasar por esta vía, alrededor de la Iglesia del Sagrado Corazón de Tacarigua, vemos los locales que ofrecen cachapas tacarigüeras de la mejor
tradición y que habían sido desplazadas por otra comida urbana chatarra.
Ahora
el panorama es otro, y de alguna u otra forma, la familia Rivera es también parte
de esta transformación. Son actores fundamentales que demuestran otra forma de
abordar el tema de la gastronomía a modo de vehículo para la subsistencia, así
como en el desarrollo de proyectos, pequeñas empresas para dinamización de la
economía local, la visibilización de los patrimonios regionales y los portadores
de tradición de la comunidad. Han logrado poner en la vitrina regional una
reinvención de la oferta turística y gastronómica que ha dejado ejemplo y referencia
en su entorno.
La casa
paterna, en esta bucólica hacienda, enclavada en las faldas de un cerro,
terminó por convertirse en un sitio para ofrendar sus productos a los amigos y brindar
en el solaz familiar, y de allí, en una gran casa para degustar sus comidas y
platos con ingredientes de la comarca y del entorno, sus productos y sus
creaciones que en cocina han ido desarrollando a partir de sus propios
productos y licores. Es nuevamente la demostración fidedigna de poner el
paisaje en la mesa. Así lo comprobamos en cada visita, donde brillan los
productos de la temporada, los ingredientes de la despensa local, así como los
frutos de la granja y los platos tradicionales que pasan por las manos de
esposos (uno de ellos, Rafael Cabrera, estudió cocina con el maestro Rubén
Santiago), hermanos, hijos, sobrinos y demás miembros de la familia que se involucran
en la faena o en el negocio. Hemos disfrutado de unas ricas cachapas de un maíz
tierno, molido por uno de sus hijos, con queso guayanés y cochino frito. Sancochos,
guisos, pescados fritos, mariscos y un amplio menú que se pasea por empanaditas
muy margariteñas y platos más elaborados como el pastel de chucho, entre otros.
A eso le puede seguir, una rítmica degustación guiada de los licores
artesanales de La Grea que nos preparan para el sabroso relax en todos los
espacios de esta bella y sencilla hacienda donde hasta se puede extraer jugo de
caña en un trapiche reconstruido, que simboliza también una de las bebidas más
emblemáticas de la zona, anteriormente productora de caña de azúcar: el guarapo
de caña.
Leida y
Yumeli, parecen unos motores que no se apagan nunca. Pareciera que funcionan a
diesel. Un día las vemos cocinando en casa y otro, atienden brindis y eventos
en diversos sitios de la isla. Un día están celebrando un acto oficial o
aparecen en un festival nacional de tradiciones patrias. Incluso como las
confundimos, se duplican a propósito, y acuden y cumplen con dos o tres compromisos
al mismo tiempo. Han sido embajadoras y actrices de primera línea en la
valoración de los emprendedores gastronómicos de nuestro estado. Son mujeres
empoderadas, pero mas allá del termino de moda, son mujeres con propósito y
proyecto propio, que inspiran y nos dan motivos para empujar esta isla hacia un
desarrollo turístico sostenible y más aún con identidad y conexión con su
cultura y su acervo histórico. Son un par de mujeres valiosas, bellas y a las
que dan ganas de imitar.
La Grea
de Candelario está en Tacarigua y atiende amigos y grupos todos los sábados y
domingos. También hacen senderismos controlados y guiados en toda la zona
aledaña que terminan con ricos desayunos en sus predios y amables espacios.
La Grea
Espacio Campestre – Final Calle Toporo. Sector Güeregueral, Tacarigua,
Municipio Gómez. Isla de Margarita.
Desayunos
y almuerzos, sábados y domingos. Fiestas y celebraciones familiares y
corporativas. Eventos especiales.
Pueden
contactarles por el (0426) 986.5977 o por su Instagram @lagreamgta
TEXTO E IMÁGENES
@ferescorcia
Tacarigua, 2024
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