viernes, agosto 23, 2024

GUILLERMINA RESTAURANTE: COCINA DE PERSISTENCIA

La Isla de Margarita es un reservorio de ejemplos y permanentes ejercicios de resistencia. Nuestra dependencia casi absoluta del turismo, nos han mantenido sobre un piso de sustentabilidad volátil y frágil todo el tiempo. Han sido crisis, sobre crisis, colapsos sobre colapsos; cierres, bloqueos, pandemia, desconexión, deterioro económico, social, servicios, infraestructura… en fin, un catálogo de cómo recibir el impacto de una crisis desde la dependencia de una sola industria: turismo. Y ante eso, nos hemos vuelto postgraduados. En resistir y persistir, los margariteños tenemos PHD, dictamos cátedras y repartimos diplomados a manos llenas.

El más reciente ejemplo de persistencia, lo conseguimos en Guillermina Restaurante. Una propuesta que se ha mantenido en medio de la crisis insular (permanente), del derrumbamiento de la economía asuntina y del deterioro comercial de la isla. Ha sobrevivido a los últimos 4 años de trances económicos y sociales del estado, y ha permanecido, gracias al grueso y obstinado proyecto de su creador, Carlos Guerra, sorteando la demolición de la isla. No se trata de abrir la parafernalia de nuevos locales o de propuestas vacuas e insostenibles. Se trata de mantener una estructura perfectamente concebida, una restauración correcta y el desarrollo de un concepto gastronómico turístico acertado y apropiado, siempre mirando hacia adelante. En eso, Guerra se ha convertido en un referente de inteligencia y visión de amplio pulso y persistencia.

Entonces, es cuando valoramos que Guillermina restaurant en el centro histórico de La Asunción, se mantenga impertérrita, digna y robusta, luego de cuatro años de espera. Porque nunca se encerró en si misma, sino lo necesario.

PILAR CABRERA: LA COCINA COMO ACTO DE CONCIENCIA

Hace algunos años que Xavier Rodríguez decidió abandonar el cultivo del mejillón para volver a la pesca tradicional. Fueron 4 años de tropiezos, esfuerzos e inversión económica, y de trabajo, que se perdieron en menos de tres meses. La delincuencia acabó con uno de los emprendimientos de gran impacto e inspiración de los últimos tiempos en el estado Nueva Esparta. Xavier, hijo de una estirpe de pescadores guardieros, unió esfuerzos con John Jairo, Catire y Amanda para que junto al musiú Niels Petersen y a la cocinera Pilar Cabrera, de la Posada Casa Mejillón, construyeran las balsas que darían sustento, no solo a sus familias y a buena parte de la ensenada de La Guardia, sino que también proveían productos frescos y de estupenda talla a la Posada Casa Mejillón. Desde allí, la periodista y cocinera Pilar Cabrera se ha dedicado durante más de 12 años a explorar, conocer y recrear distintas recetas que tienen como base este molusco con identidad guardiera. De allí que es habitual no solo la recuperación de platos originarios sino la creación de otros, que han difundido y profundizado el recetario de la cocina local a partir de este bivalvo que se convirtió rápidamente en bandera de la pesca de la zona. Pero su génesis venía de otro esfuerzo de estos dos posaderos, inquietos y entusiastas, que desarrollaron junto a Margarita Gastronómica uno de los festivales gastronómicos de mayor trascendencia local y nacional. Lograron atraer a más de 5.000 personas, curiosas por probar las delicias de estos mejillones criollos –con tallas no menores a los 8 cms de longitud– a esta población, que recuperó el entorno biomarino. Aportaron al mismo tiempo valoraciones que los llevaron a obtener mención especial en el prestigioso premio Tenedor de Oro 2015 de la Academia Venezolana de Gastronomía. El 28 de octubre de 2021, la institución reconoció a Pila Cabrera con el Tenedor de Oro Chef del Año.