jueves, septiembre 05, 2024

LAS HERMANAS RIVERA DE LA GREA: UNOS MOTORES QUE NO SE APAGAN NUNCA

La Isla de Margarita esta llena de ejemplos de gente que ha descubierto en la gastronomía su verdadero destino en esta vida. Gente que deja sus oficios y profesiones para dedicarse a desempolvar los recetarios familiares y comenzar a preparar tales recetas para venderlas en la puerta de la casa o por las redes sociales. Otros dejan escuelas y hospitales para preparar licores o fermentados con los frutos que caen en el patio de la casa, y no solo disfrutarlos sino vivir de ellos. Este es el caso de Leida y Yumeli, dos hermanas de una gran familia que se han dedicado a producir a partir de su despensa. Y su despensa es sencillamente su patio, la finca familiar, los alrededores de la casa, la tierra, La Grea de Candelario, su padre.
 
En un momento dado, el paisaje de la casa familiar estaba tapizado de tamarindos, dátiles y parchitas. Había que hacer algo con aquello que mas que paisaje formaba parte de sus historias, sus costumbres. Y comenzaron a indagar y estudiar para producir mas que licores, una transformación que las llevo a dejar algunos sueños y proyectos, cambiarlos por otros.
 
Consiguieron en diplomados, cursos y talleres métodos y técnicas que les ayudaran a ensamblar un modelo de negocio que las impulsara a conseguir de la mejor manera que estos productos pudieran darles un ingreso adicional y complementar su sustentación, en medio de las crisis que habitualmente nos han azotado. Esto ocurre en los inicios de la década pasada en el Programa de Apoyo al Emprendedor de la Universidad Corporativa Sigo y en el Diplomado de Emprendedores Gastronómicos de la Fundación Fogones y Bandera. Y aquello que fuera una alternativa, un complemento se convierte rápidamente en un proyecto de vida, un destino. Y fue así, como dejaron la docencia y la enfermería por una pequeña empresa que sobrepasó los embotellados, y ahora les cuento cómo es eso.