miércoles, noviembre 12, 2025

LA COCINA PAÍS DE IVÁN GARCÍA

Se sabe que cuando uno va ahora a una mesa pública va en busca de experiencias culinarias y que, además, vayan acompañadas de una narrativa coherente y conectiva. Si a eso agregamos que en ellas buscamos un hilo conductor, un discurso y, además, nos describan la trazabilidad de los ingredientes y productos, su conexión con el ambiente, se asocien a los temas éticos y de sostenibilidad, entonces nos acercamos a los nuevos conceptos de la gastronomía con conciencia social y ecológica de estos tiempos. Del mismo modo en que nos acercamos a una nueva tendencia del yantar en las mesas de alta cocina, como lo es el nuevo lujo.


En días recientes, tuve la certeza de estar en una mesa para descubrir, conocer y reconocer un nuevo mundo culinario. Fueron dos remolinos de saberes y sabores que estaban bordeando la mesa y que aún hoy me dejan pensando, saboreando y deconstruyendo en el paladar esta experiencia.

Se trató del disfrute del Menú Degustación 2025 de El Bosque Bistró que dirige el chef Iván García en Los Palos Grandes en Caracas, que, a su vez, tuvo la particularidad deliciosa de haber podido compartir, conversar y versar de tantos temas en mesa con el cocinero e investigador colombiano Fernando Peñuela. Fueron dos sutiles vendavales que se posaron sobre la mesa y que hizo que casualmente coincidiéramos sobre ese mantel como dos viandantes que van en busca de experiencias con el vivo afán de conocer y aprender.  

Todo había confluido para que a la 1:15 minutos de esa tarde, yo lograra estar allí sin ningún tipo de obstáculos; para que, desde la Isla de Margarita, llegara a tiempo a esta invitación que me había hecho Iván, hacia apenas un par de días. Todo confluyó, repito. Todo. Adelanto del vuelo, retrasos en la recepción del complejo equipaje, la no llegada de quien debía recogerme en el aeropuerto, cambio de agenda para el evento COME LAGA en la Universidad Católica Andrés Bello para el que había sido invitado, mi amiga casera que me recibiría se había esfumado y tampoco sabía dónde dejar el pesado equipaje que portaba. Pero había un detalle, estaba en perfecto tiempo para la invitación y estaba apenas a 200 metros del restaurante de Iván. Era inevitable que fuera a vivir esta experiencia.

viernes, mayo 16, 2025

PAN DE MAMA: EL PAN DE LA ASUNCIÓN

                                                                                                                                  Los panes de Margarita son los panes de La Asunción.
Miro Popic
 
Desde la primera llegada de los embarques de unas cuantas pipas de harina de trigo a la isla de Cubagua, en 1493, se sembró un gusto imborrable en nuestro paladar. Provenientes de la isla la Hispaniola, fueron consecutivos e imparables las importaciones de harina desde entonces, para satisfacer la demanda panadera de los hispanos establecidos en la isla de las perlas.
No fueron muy apreciados los panes prehispánicos nuestros. La erepa y el kasavi, no gustaron al paladar hispano que se estableció en estos lares. Secos, arenosos, sin gusto y otros calificativos fueron marcados en un principio. Por ello, fue urgente pedir que, en el próximo embarque, vinieran unas cuantas fanegas de harina de trigo y así, compensar tantas falencias en esta tierra guaiquerí. 
De modo que, surgieron tantos hornos panaderos para lograr abastecer la demanda de los habitantes, que llegaban a 10.000 en los años subsiguientes, por lo que hubo de controlar insumos y panificación, de hecho, la primera ordenanza americana que se tiene data para controlar precio y tamaños de un alimento ocurre en Nueva Cádiz de Cubagua, en 1537, como relata Ángel Félix Gómez en la Historia y Antología de la Cocina Margariteña (Armitano, 1991)
De allí que, al ser abandonada definitivamente la isla, cerca de 1540, luego de agotados los placeres de perlas, la tradición panadera se trasladó primero a la población de San Juan, según Ángel Félix Gómez, y posteriormente a la capital La Asunción, donde “cada casa tenía un horno panadero”, según refiere el cronista José Joaquín Salazar Franco Cheguaco. Ya había quedado sembrada en el gusto y paladar del asuntino y luego al margariteño, su preferencia por el pan de trigo que se alternaba con los panes ancestrales como la arepa y el casabe.
 

domingo, febrero 02, 2025

BODEGÓN EL TÍO: UN BAR CON PROPÓSITO

Lo primero que debo decir de este sitio, es que no es un bodegón, ni es un bar ni una tasca. Es todo junto, aunque parece un museo popular que tiene adentro un bar. Es también un club social y un local para eventos privados. En definitiva, es un sitio inédito y asombroso, que nos brinda otra forma de disfrutar teniendo como motivo principal de su decoración la reutilización y el reciclado de materiales del entorno.

Vayamos por partes. Lo primero que uno aprecia al entrar al local, es una licorería vacía, sin productos. Sus vitrinas y anaqueles no tienen licores. Pero la gente no percibe ese vacío. Quienes entramos por primera vez, lo que vemos es una cantidad de elementos en su decoración y arreglos son maderas, tablas, hierros, cabillas, puertas, mecedoras, trozos de botellas de cervezas y otros elementos que han sido utilizados para darles una nueva vida, un segundo uso. Pero eso sí, con un sentido estético e incluso con propósito.