20+ RECOMENDACIONES IMPERDIBLES MARGARITA 2023

20+ RECOMENDACIONES IMPERDIBLES MARGARITA 2023
20+ RECOMENDACIONES IMPERDIBLES MARGARITA 2023

miércoles, noviembre 12, 2025

LA COCINA PAÍS DE IVÁN GARCÍA

Se sabe que cuando uno va ahora a una mesa pública va en busca de experiencias culinarias y que, además, vayan acompañadas de una narrativa coherente y conectiva. Si a eso agregamos que en ellas buscamos un hilo conductor, un discurso y, además, nos describan la trazabilidad de los ingredientes y productos, su conexión con el ambiente, se asocien a los temas éticos y de sostenibilidad, entonces nos acercamos a los nuevos conceptos de la gastronomía con conciencia social y ecológica de estos tiempos. Del mismo modo en que nos acercamos a una nueva tendencia del yantar en las mesas de alta cocina, como lo es el nuevo lujo.


En días recientes, tuve la certeza de estar en una mesa para descubrir, conocer y reconocer un nuevo mundo culinario. Fueron dos remolinos de saberes y sabores que estaban bordeando la mesa y que aún hoy me dejan pensando, saboreando y deconstruyendo en el paladar esta experiencia.

Se trató del disfrute del Menú Degustación 2025 de El Bosque Bistró que dirige el chef Iván García en Los Palos Grandes en Caracas, que, a su vez, tuvo la particularidad deliciosa de haber podido compartir, conversar y versar de tantos temas en mesa con el cocinero e investigador colombiano Fernando Peñuela. Fueron dos sutiles vendavales que se posaron sobre la mesa y que hizo que casualmente coincidiéramos sobre ese mantel como dos viandantes que van en busca de experiencias con el vivo afán de conocer y aprender.  

Todo había confluido para que a la 1:15 minutos de esa tarde, yo lograra estar allí sin ningún tipo de obstáculos; para que, desde la Isla de Margarita, llegara a tiempo a esta invitación que me había hecho Iván, hacia apenas un par de días. Todo confluyó, repito. Todo. Adelanto del vuelo, retrasos en la recepción del complejo equipaje, la no llegada de quien debía recogerme en el aeropuerto, cambio de agenda para el evento COME LAGA en la Universidad Católica Andrés Bello para el que había sido invitado, mi amiga casera que me recibiría se había esfumado y tampoco sabía dónde dejar el pesado equipaje que portaba. Pero había un detalle, estaba en perfecto tiempo para la invitación y estaba apenas a 200 metros del restaurante de Iván. Era inevitable que fuera a vivir esta experiencia.

Iván ha sido uno de los más exitosos embajadores de la nueva cocina venezolana. En el exterior ha llevado sus platos y propuestas, en un discurso en evolución que se va construyendo con experiencias, reflexiones y exploraciones. Además, el roce con cocineros de varias partes del país con los que ha compartido fogones en jornadas intensas dentro y fuera del país. En su equipaje, suele llevar algunos de sus ingredientes secretos donde porta mejillones de La Guardia, Ají Margariteño (IGP), cristales de sal de Pampatar, erizos de Mata Redonda o Boca de Palo (Margarita), Cacao de Chuao (DOC), Choroní o Barlovento, Hormigas y manaca del Amazonas y hasta miel de El Paují (IGP). Cuando Iván sale de viaje procura diseñar unos platos que reúnan y presenten parte de nuestra despensa y biodiversidad, pero con pleno conocimiento de toda la trazabilidad de sus productos como un sello de calidad que se transforma en el plato para dar una identidad prístina de sabor y cultura venezolana, a donde quiera que la lleve. 

Foto Gonzalo Picón
Por supuesto, que este discurso se lee transversalmente en todo su menú y sus platos. Esta degustación comienza con la presentación de tres formas de manejar y transformar el Ají Margariteño en una experiencia de anunciación y confirmación, casi religiosa, así es el tributo que paga Iván a uno de sus ingredientes principales. Una tartaleta de repollo asado, garum de hongos y quesos ahumados; ají margariteño, langostinos caribe y tuétano; pampura, guanchiale, emulsión de ajíes y panela. La armonía para esta entrada es una kombucha de manzanilla que comienza a tejer un recorrido en el que se va emparentando plato y bebida como si de un baile se tratara. Puede ser un vals, una danza zuliana, un polo margariteño. Otras veces suena a tamunangue, a tambor barloventeño, a fulía de Aragua o a canto pemón. Esos tres bocados seducen, hablan a las papilas y consienten la memoria gustativa. Esos ajíes iniciaron en la mesa un intercambio que construyó la casualidad y la complicidad. Peñuela, le dice a Iván que un amigo en México (creo) le había pedido le llevara semillas de ajíes dulces venezolanos. Inmediatamente Iván me señala y le dice: “Fernando es un ‘embajador’ del Ají Margariteño”. Pues en mis alforjas, cuando salgo siempre llevo unos ajíes insulares para obsequiar, enseñar o seducir. Y así fue como el tocayo Fernando Peñuela, se llevó unos ajíes margariteños que viajaron kilómetros para llegar a un nuevo territorio y a unos nuevos paladares.    

Avanzamos con un Vuelve a la vida de pulpo y camarones, salsa de pescadores, kimchi, gel de ron y granita cítrica. Un plato de nuestras costas que con absoluta seguridad se sirve en estas mesas en Los Palos Grandes y que sus comensales aprueban y comen con fruición y apego. Una cerveza Solera Premium, hace las veces de hidratación sobre nuestras playas y hace el puente para traer a la mesa capitalina un plato apreciado e incluso identitario del oriente de nuestro país. Es un plato que curiosamente suele consumirse muy poco en nuestras costas, aun siendo de un gran atractivo culinario. En esta mesa, es traído para ser disfrutado a plenitud.

 
 
De la población neoespartana de La Guardia, viajan los Mejillones perna perna, junto a los erizos en forma de conos desde Mata Redonda con ajo blanco y aceite onotado, uno de los platos que hemos disfrutado de la cocina de Iván que vuelve crema y plenitud un producto trazable y delicadamente trabajado en una presentación hermosa y poderosa a la vez. Por ahora, su armonía es la única que no se elabora en nuestra tierra pero que lleva algún sello venezolano: Chardonnay 2023 de Bodegas Otazu, Navarra.

Salimos de los sabores costeros y viajamos a los campos, con un cordero de libre pastoreo en jugos de cocuy, papelón y vainilla, menta ajedrea y ciruelas criollas lactofermentadas. Lo acompañó una kombucha de Flor de Jamaica y vinagre de ciruela con hidrato de eucalipto. Pasear por los frutos de nuestro país es también una forma de reconocernos y explorar aromas y sabores que en algunos casos permanecen guardados, ocultos en la memoria, esperando un evento para aparecer, lucirse. Esta construcción memoriosa del cordero, menta, eucalipto, ciruela y ahumados, me llevo a pasear por los páramos andinos. No sé si Iván se lo propuso, pero fue mi paseo por su tierra.
 
Foto Gonzalo Picón

Pasamos a la selva amazónica con los granos estofados en jugo de pez león, kumache, sofrito criollo y espuma de auyama, emparentados con una bebida de manaca del Amazonas. Las armonías van efectivamente complementando los sabores y atmosferas que se proponen en los platos. Copa y mesa van mostrando formas de percibir nuestro territorio. Perfumado y sabroso, aun cuando alguien no lo haya probado antes se reconocerá en ellos.

Esta degustación y sobremesa, como presumía, ocurrió en varias capas. La del chef García dándonos detalles de cada plato, investigación, despensa, región e ingredientes usados, al mismo tiempo que detallaba lo que proponía y perseguía que percibiéramos en las armonías. Iván es un fajado, un terco imperturbable que con rigor y obstinada personalidad indaga hasta conseguir lo que persigue y se imagina.  La otra capa, la llevaba el tocayo Peñuela aderezando la mesa con lo descubierto en sus exploraciones, investigaciones y trabajo académico sea en Colombia, Noruega, Ruanda o México. Una tertulia con calma y alegría que fue llevando la mesa hasta el brindis final. La última capa, local y salpicada de salitre, la llevaba yo, hablando de lo que me apasiona y promuevo, la cocina y la despensa margariteña.

Para completar esta lanza amazónica, Iván nos habla de la miel Kavitepuy (IGP), del honeycomb, y del colorido polvo magenta que corona este sorbete de pitahaya y hierbas andinas, para casarse con hidromiel silvestre madurada Tepuy El Abismo del estado Bolívar. Quizás el tiempo más contundente y abrasador, pero de un colorido sobrecogedor y una condición exótica subyacente, propia de los territorios guayaneses.

Foto Gonzalo Picón

Llegamos al epílogo de esta narración de Iván, nos propone el Árbol de Chuao, plato que viene resumiendo sus apreciaciones acerca del cacao venezolano, sinónimo de calidad, sostenibilidad y territorialidad; nos recuerda a los acercamientos que hizo tan acertada y exitosamente el chef Carlos García de la Tierra de Cacao. Iván avanza, siempre desde su puesta en valor de la cocina, los ingredientes y la despensa venezolana, con el diseño culinario del plato, la verticalidad en su configuración, la semblanza de una planta de cacao en nuestro imaginario y la figuración estética de algo que estamos celebrando y es orgullo. La construye con obleas de cacao, ruibarbo, sorbete y praliné de café, lo que da paso a brindar con ron Santa Teresa 1796 (DOC) café arábiga y elixir de cacao Don Mateo de Choroní. Confluyen aquí denominaciones, territorialidad y belleza estética en un solo plato, que Iván sigue construyendo con su experiencia y trabajo. Un feliz término para una degustación que logra pasearnos por parte de nuestra geografía con inteligencia y conciencia de lo propio y lo bueno. Cada producto que García lleva a la mesa conoce sus condiciones, formas y procesos, y aún más, conoce a sus productores y reconoce su territorio. La trazabilidad le garantiza calidad y estabilidad en el suministro. Cuidado y sostenibilidad a las comunidades al tiempo que da visibilidad y reconocimiento a quienes desde sus distintas regiones insisten en procesar, producir e innovar con sus ingredientes locales.


Traerlos a la mesa de El Bosque Bistró en Caracas, no hace más que valorarlos y mostrarlos para que los paladares exquisitos o exigentes, petulantes o discretos, asistan a este ritual de evangelización culinaria venezolana y aprendamos no solo a disfrutar como comensales aventajados del “nuevo lujo” sino a adentrarnos en la geografía gastronómica venezolana como parte de la memoria e identidad nuestra. Una identidad que también reposa en la experiencia de sus búsquedas y su imperturbable camino, quizás incomprendido por muchos, regido por su personalidad férrea e inconmovible, pétreo en su expresión de la que lo he visto quebrantarse en no pocas ocasiones, ante la presencia y la dialéctica que entabla en lo íntimo, con cocineros, periodistas, comunicadores e investigadores extranjeros.

Iván García, ha estado empeñado en que aquello que logró en la competencia de S. Pellerino Young Chefs, no se quedé en esperanzas e ilusiones sino en proyecto y ejercicio palpable con un discurso robusto y en plena evolución. Va cogiendo fuerza y en cada salida sea Dubai, Ecuador o Cartagena o incluso, Serbia donde acaba de aterrizar para llevar en un restaurante los sabores venezolanos y su cocina glocal, Iván regresa con más ímpetus, preguntas y sueños que certezas. Certezas que va consolidando en cada plato, cada mesa y cada comensal que se enternezca con los recorridos de su cocina-país, su propuesta carretera, su cocina Kilómetro Venezuela.     

 

 


FERNANDO ESCORCIA
Visita a El Bosque Bistró 14 de octubre, 2025

Otras imágenes de @ferescorcia 

 
 

Imágenes de Fernando Peñuela










 

 

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