20+ RECOMENDACIONES IMPERDIBLES MARGARITA 2023

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viernes, noviembre 08, 2024

BAR LA MARICUTANA: PARADA INSUSTITUIBLE DE LA RUTA DE LOS BARES MARGARITEÑOS

Cuando llegamos por primera vez al Bar La Maricutana, no entendíamos por qué había tanta gente
esperándonos. Esa esquina de la calle Zamora con Cacica Isabel, siempre nos había llamado la atención. Su rotulo en la pared y a un lado de la puerta, un pilón, un ancla y una múcura sobre un barril de madera, son los símbolos que permanecen anunciando la permanencia de este lugar ícono de Porlamar desde 1940.

Nuestro paseo fue un sábado, como todas las salidas del paseo. Había un rebullicio de gente que parecía más bien una fiesta patronal. Luego del saludo de bienvenida de Licho Cortesía, el sonriente y amable regente del local, junto a los hermanos Cortesía, esposas, hijos, sobrinos y nietos; entramos en esta vieja casa que abriga desde hace 84 años, a este emblema de los bares porlamarenses. Es el pionero de los bares del centro de Porlamar. De hecho, está a escasos metros del mercado pesquero de Punda, lo que lo convierte en el bar insignia de los pescadores, desde mediados del siglo pasado.
 
Antes de entrar, reparamos en un señor sentado en una silla plástica en la puerta del local con una vetusta y lavadita camisa blanca, recién bañadito, apoyando sus dos manos en un bastón y su hija al lado, con la mano derecha sobre su hombro. Nos saludaron a todos, uno a uno. Nos daban las buenas tardes y nos agradecían la visita. Al entrar en esta vieja casa, un túnel de canto y aplausos nos reciben. Son las Guarichas de Punda, este grupo de danza y diversiones porlamarenses, cultoras y portadoras de tradición de hace casi 30 años que naciera allí mismo, bajo la dirección de Juan Lunar Cortesía, fundador y propietario del bar. Nos hacen un significativo pasillo de bienvenida que nos lleva a la sala principal, donde el Ensamble Horizonte en el que Purrungo y sus compañeros, alegra a todos los asistentes y visitantes con música margariteña. Parranda y margariteñidad, para ambientarnos en este espacio cálido y atiborrado de gente y recuerdos.
 
Este salón es casi un museo popular de las tradiciones insulares y una galería fotográfica de Porlamar y Margarita. Un registro aleatorio de recuerdos, vivencias, personajes y protagonistas en este territorio. Objetos, equipos y artefactos que dejan asombrados a muchos jóvenes que por primera vez se acercan a una sinfonola (nombre técnico de la Rockola) que está allí desde 1957, por un valor de Bs 14.000 de la época y que fueron pagadosmoneda a moneda por los asiduos visitantes, alegres o despechados a este lar emblema de Porlamar. La “rockola” permanece allí; activa, asordinada y preservada, como parte de las reliquias y del atractivo de este bar histórico, dejando sonar entre otros, las notas del tema La Maricutana en un vinyl de 45 RPM, interpretado una y otra vez por Yolimar Sandoval en este disco de 1977, aunque el tema es de 1964.
 
 

Del techo cuelgan los símbolos de las diversiones porlamarenses. Algunas de estas piezas han sido dejadas en desuso por su desgaste, pero no falta un entusiasta quien desee mostrarnos cómo se danza y celebra una “diversión”, como La Chucha Jiménez que por un “dolita” se anima y baja alguna figura y comienza a bailar por toda la sala llenándola de alegría al ritmo de La Cachúa o El Carite. Estar en La Maricutana, es adentrarse en una parte de la historia y la margariteñidad. Es un sitio de encuentro, de intercambio social e incluso cultural, porque, además, durante mucho tiempo, fue el sitio de ensayos y aprendizaje de las danzas Las Guarichas de Punda. Es un club social donde se reúne la comunidad a celebrar, apagar las penas, celebrar las campañas pesqueras, a cantar aniversarios y celebrar los triunfos de los Guaiqueríes de Margarita y ahora los Bravos de Margarita. Como lo dice el cronista Verni Salazar, quien nos acompaña en la ruta: Allí se acuna una parte del arte insular y de la familiaridad del gentilicio porlamarense. Es un reservorio de canto, alegría y tradición margariteña. No hay ninguno de los asistentes que no salga impactado de lo vivido en La Maricutana. Ninguno. Todos comentan, todos felices y alegres, comentan que no solo aprendieron mas de Margarita, sino que reconocen que, si no fuera por este paseo, jamás se hubiesen atrevido a subir los altos escalones de la entrada y pasar la puerta. Ahora muchos reinciden, van con frecuencia y hasta llevan a amigos, familiares y visitantes para que se impregnen del espíritu que pervive en este templo de la diversión porlamarense.
 
El calor y la danza arrecian, las frías de Polar Pilsen no son suficientes para amainar lo que de suyo nos ha enseñado y entregado este paso por este bar, con la cédula de expendio de licores N° 10, uno más de los casi 300 bares que hubo a mediados del siglo pasado en la Ciudad Marinera. Entre abrazos y reconocimiento, salimos a su escalinata de la fachada a tomarnos lo que se convertirá en una foto clásica de todos los 25 paseos que hemos realizado. En rigor, el Bar La Maricutana, fue declarado por la Alcaldía de Mariño, como Patrimonio Turístico y Cultural del Municipio Mariño con motivo de su 80mo. Aniversario. Y desde nuestra primera visita, en mayo de 2023 se convirtió en “parada obligada e insustituible” de la Ruta de los Bares Margariteños.
 
Ya cuando todos abordamos los autobuses para seguir el paseo, se nos acerca la acompañante del señor sentado en la puerta, para contarnos que su padre, Luis Beltrán Vásquez, tenía años sin salir de casa, con sus 94 años a cuesta, pidió que lo bañaran y lo vistieran para “ir a saludar al turismo”, que visitaba por primera vez este bar emblemático de su vida y de su cultura. Nos conmovió, que una sola visita de 40 paseantes pudiera significar valoración y reconocimiento para una comunidad alejada de los atractivos turísticos de la isla y de la zona de intercambio comercial. Es un bar del pueblo margariteño, apropiado por el gentilicio y su identidad. Un bar de lugareños, al que difícilmente, alguno de los casi 400 viandantes que hemos llevado en casi dos años de esta experiencia, visitaría por cuenta propia. Con esta ruta, comenzó otra valoración de los sitios donde reside, habita y palpita, la identidad vibrante del margariteño. Es el Bar La Maricutana, “sede turística de Margarita Gastronómica”, como gusta decir nuestro querido Licho Cortesía, el amable margariteño, encargado de este bar, que quiere convertir esta esquina en Patrimonio Cultural de Nueva Esparta.
   

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