BLOG DE FERNANDO ESCORCIA SOBRE GASTRONOMIA, MUSICA, ARQUITECTURA, IDEAS Y REFLEXION. JAZZ, CATAS Y CAFE. ISLA DE MARGARITA
20+ RECOMENDACIONES IMPERDIBLES MARGARITA 2023
miércoles, octubre 25, 2006
Notas de un GASTRONAUTA. RESTANURANT ANTILLANA
Uno en esta vida de gastronauta que nos ha tocado disfrutar se ha conseguido de todo. Muchas rarezas y muchos hallazgos. Descubrimientos que uno los disfruta mientras puede, incluso hemos tenido que ocultar esos encuentros por temor a que con el paso inmediato del anonimato a la popularidad se les extravíen valores y aciertos que terminamos por desecharlos. Pequeños restaurantes a los que preferimos dejar detenidos en la memoria gastronómica y no volver a visitar. Recordarlos desde allí. No obstante, también hemos disfrutado los otros a los que no deseáramos volver. De los que uno sale con ese extraño sabor en boca de haber acudido a un asunto de asalto o de despilfarro. Y de eso vamos a hablar…
Hay sitios en el que a uno se le pone creativo el mesonero. En el que decide por ejemplo entre la mesa y la cocina cambiar la comanda y doblar la nación de la ensalada porque “me di cuenta que usted come mucho, maestro”. O aquellos en los que te cambian la fruta del batido o el tipo del pescado y se asombran y hasta le dicen a uno: “nunca pensé que se iba a dar cuenta”. Están los otros los que aprovechándose del nivel etílico del comensal se aprovechan para abultar las cuentas… pero de esos no vamos a hablar.
Hay otra anécdota que nadie nos cree. Nos sucedió hace unos años a un par de parejas en un restaurante en Pampatar al que le dedica mucho espacio la fauna farandulera y bancaria del país. El caso es que la muchachita que nos atendió no supo aceptar como respuesta a su inocente o ignorante pregunta de si íbamos a comer. Resulta que los hombres de la mesa (con mucho humor, por cierto) tuvimos que soportar la mala pasada, pues nos dejaron fuera de la comanda y al reaccionar ya era demasiado tarde para comer porque habían cerrado la cocina!. Bárbaro e increíble y ni una disculpa de su propietaria pudimos recibir.
Esos son casos hasta jocosos. Lo que no es jocoso son esos sitios en los que te traen pan con ajo o casabe con parmesano sin haberlos pedido, sin habértelo comido con la perfecta excusa de inflarle la cuenta. Están otros a los que uno solicita dos vasos de agua y le traen una botella de litro y medio de agua mineral importada y te la cobran a precio de 18 años. Un gesto deshonesto y tracalero al que uno debe reaccionar como comensal.
Están otros sitios en los que la pésima decoración e interiorismo redundan en una atmósfera terrible, intentando vendértela como de vanguardia, o rustica o caribeña. Pero el mal gusto ya es otra cosa de la que uno puede fácilmente escapar. Ni siquiera pasando frente a estos establecimientos.
Hay de los que pretenden en cambio venderte cocina creativa o fusión venezolana pero escasamente llegan a caraota recalentada con carne mechada refrita a lo pata e’ grillo larense, todo esto en paredes desvencijadas, descascaradas y pisos a retazos, pero cuando te llega la cuenta la creatividad se les va al techo (al que por cierto, le falta un poco de mantenimiento) pues te quieren cobrar como si estuvieras comiendo en un hotel 5 estrellas o en el Centro Sambil.
Y en el sambil hay un sitio que reúne varias de estas taras. Sobre todo porque:
-El mesonero se pone creativo y al destapar la botella del elixir, sin pedir permiso arroja dos chorros del preciado liquido sin chistar como si tal cosa y como si esa botella fuera de el.
-Le colocan un pan tieso embadurnado de mantequilla con ajo (no al ajillo) sin haberlo pedido y hasta se lo intentan cobrar aun habiendo devuelto el obsequio que uno no tarda en descubrir que se lo están agregando en la cuenta.
-Al menos la carne que tanto me han recomendado no pasa de ser la de un restaurante de carnes de carretera. Un t-bone sin frescura y de textura prieta y densa. Sangrante si, pero de mala percepción olfativa. Corte medio, de unos 600 grs. Por lo que el corte transverso que supone exactas porciones de carne de lomito y solomo a los lados del hueso “t” no es consistente ni merece el aprecio de un sibarita de las carnes rojas. Todo esto estuviera bien si ocurrieran dos cosas:
-El precio del corte fuese correspondiente a la atención y la calidad de la carne. Por lo que podemos decir que es demasiado caro, ni siquiera costoso.
-El ambiente de fusión barrochanismo cursi pintarrajeado de blanco pretendidamente anglo-caribeño enmarca con esmirriadas varas de mangle el ambiente. Espacio desde el cual, por cierto, nunca se puede apreciar la pantalla gigante a no ser que sea con 4 palos encima… pero de mangle.
Lo peor de todo es que es la tercera vez que me ocurre, pero atendiendo a los comentarios de varios amigos decidí… bueno eso, caer nuevamente para comprobar que las dos veces anteriores el que tenia razón era yo en no volver a esta maroma o morisqueta de las islas antillanas… Fuera de mi lista por deshonesto y mala atención. Lo de la decoración es culpa mia, porque ¿quien me manda? Odio esos pastiches decorativos…
Hay sitios en el que a uno se le pone creativo el mesonero. En el que decide por ejemplo entre la mesa y la cocina cambiar la comanda y doblar la nación de la ensalada porque “me di cuenta que usted come mucho, maestro”. O aquellos en los que te cambian la fruta del batido o el tipo del pescado y se asombran y hasta le dicen a uno: “nunca pensé que se iba a dar cuenta”. Están los otros los que aprovechándose del nivel etílico del comensal se aprovechan para abultar las cuentas… pero de esos no vamos a hablar.
Hay otra anécdota que nadie nos cree. Nos sucedió hace unos años a un par de parejas en un restaurante en Pampatar al que le dedica mucho espacio la fauna farandulera y bancaria del país. El caso es que la muchachita que nos atendió no supo aceptar como respuesta a su inocente o ignorante pregunta de si íbamos a comer. Resulta que los hombres de la mesa (con mucho humor, por cierto) tuvimos que soportar la mala pasada, pues nos dejaron fuera de la comanda y al reaccionar ya era demasiado tarde para comer porque habían cerrado la cocina!. Bárbaro e increíble y ni una disculpa de su propietaria pudimos recibir.
Esos son casos hasta jocosos. Lo que no es jocoso son esos sitios en los que te traen pan con ajo o casabe con parmesano sin haberlos pedido, sin habértelo comido con la perfecta excusa de inflarle la cuenta. Están otros a los que uno solicita dos vasos de agua y le traen una botella de litro y medio de agua mineral importada y te la cobran a precio de 18 años. Un gesto deshonesto y tracalero al que uno debe reaccionar como comensal.
Están otros sitios en los que la pésima decoración e interiorismo redundan en una atmósfera terrible, intentando vendértela como de vanguardia, o rustica o caribeña. Pero el mal gusto ya es otra cosa de la que uno puede fácilmente escapar. Ni siquiera pasando frente a estos establecimientos.
Hay de los que pretenden en cambio venderte cocina creativa o fusión venezolana pero escasamente llegan a caraota recalentada con carne mechada refrita a lo pata e’ grillo larense, todo esto en paredes desvencijadas, descascaradas y pisos a retazos, pero cuando te llega la cuenta la creatividad se les va al techo (al que por cierto, le falta un poco de mantenimiento) pues te quieren cobrar como si estuvieras comiendo en un hotel 5 estrellas o en el Centro Sambil.
Y en el sambil hay un sitio que reúne varias de estas taras. Sobre todo porque:
-El mesonero se pone creativo y al destapar la botella del elixir, sin pedir permiso arroja dos chorros del preciado liquido sin chistar como si tal cosa y como si esa botella fuera de el.
-Le colocan un pan tieso embadurnado de mantequilla con ajo (no al ajillo) sin haberlo pedido y hasta se lo intentan cobrar aun habiendo devuelto el obsequio que uno no tarda en descubrir que se lo están agregando en la cuenta.
-Al menos la carne que tanto me han recomendado no pasa de ser la de un restaurante de carnes de carretera. Un t-bone sin frescura y de textura prieta y densa. Sangrante si, pero de mala percepción olfativa. Corte medio, de unos 600 grs. Por lo que el corte transverso que supone exactas porciones de carne de lomito y solomo a los lados del hueso “t” no es consistente ni merece el aprecio de un sibarita de las carnes rojas. Todo esto estuviera bien si ocurrieran dos cosas:
-El precio del corte fuese correspondiente a la atención y la calidad de la carne. Por lo que podemos decir que es demasiado caro, ni siquiera costoso.
-El ambiente de fusión barrochanismo cursi pintarrajeado de blanco pretendidamente anglo-caribeño enmarca con esmirriadas varas de mangle el ambiente. Espacio desde el cual, por cierto, nunca se puede apreciar la pantalla gigante a no ser que sea con 4 palos encima… pero de mangle.
Lo peor de todo es que es la tercera vez que me ocurre, pero atendiendo a los comentarios de varios amigos decidí… bueno eso, caer nuevamente para comprobar que las dos veces anteriores el que tenia razón era yo en no volver a esta maroma o morisqueta de las islas antillanas… Fuera de mi lista por deshonesto y mala atención. Lo de la decoración es culpa mia, porque ¿quien me manda? Odio esos pastiches decorativos…
Restaurant ANTILLANAS. Centro Sambil de Margarita. Entrada Playa El Yaque
Seccion EL ESPEJO ES EL PLATO. Programa CON AGUA O CON SODA. Exitos 94.9 FM. Isla de Margarita. Sabados 3:00 a 5:00 p.m.
www.conaguaoconsoda.com (audio digital - tiempo real)
BALIZAJE. Antipolitica entre comicos y bufones
Entre cómicos y bufones, así se nos van estos atribulados días de mitad de año. Desde que una Miss Universo quiso hacerse con la silla de Miraflores, pasando por El Brujo y llegando hoy a la enloquecida fiebre que ha desatado la candidatura de un cómico a la presidencia de nuestro país, nos hemos dado cuenta que estamos comenzando a revolvernos en nuestro propio charco.
En condiciones normales un país puede sobrevivir a una locura como esa. En las condiciones actuales es sencillamente un salto al vacío. Y la gente lo ve con esa simpleza con la vemos nuestra vida. Aderezados con whisky 18 años nuestro país se hunde en la bacanal que nos hace sauditas mientras padecemos la borrachera de los petrodólares mientras nuestro líder se pasea por el mundo chequera en mano, tratando de salvar el mundo.
Estamos en manos de fenómenos electorales. Hace algún tiempo el humorista y artista plástico Pedro León Zapata se lanzo a la presidencia, pero cuando comenzó a aparecer en las encuestas decidió que ya era tiempo de retirarse pues un país que escoja a un humorista como presidente ya deja de ser un país serio. Y el humor es una cosa muy seria para dejárselo a los políticos, eso es verdad.
Ahora puede ser que veamos a este cómico candidato o candidato cómico como una manera de joderle la vida a quien nos ha estado mamando el gallo desde hace siete años apoltronado en la deseada silla de Palacio. Puede ser que sea hora que nos burlemos de ellos, de quienes se ríen del pueblo desde las esferas del poder. Llevamos 20 años bailando la música que nos tocan los políticos irresponsables, esos que nos metieron el Decreto de Pedro El Breve por el pecho y los mismos que nos vendieron el paro como una salida. De los mismos que antes como ahora ven en este “monárquico” candidato una salida a la crisis, un outsider, una vía para escapar de los problemas que agobian nuestra democracia, un negrito que viene de abajo y que tiene el pelo malo como el Rey. O los otros, los que no tienen capacidad sino para reírse en el circo que cada domingo se levanta en cualquier pueblo del territorio nacional. Nos ofrecen centro de lomito y whisky, una Hummer o un Audi y corremos a abrazar al que “quien sabe y le echa una vaina al que te conte”. Es este país de locos, en el que nadie entiende nada. Antes al menos el Rey tenía sus poetas, sus pintores y sobre todo sus bufones que le hacían reír. En este país esta todo al revés. Los políticos se quedan sin trabajo y los cómicos se van al palacio para hacer reír al pueblo. La antipolitica sin bases, sin maquinarias, sin partidos, en fin, sin gente. El problema es que ya en el palacio hay bufones y saltimbanquis que regularmente nos hacen pegar unas carcajadas y a veces también nos asustan. Ya nuestra salida se ha vuelto un asunto ludico, un “vamos a ver y quien sabe”. Como lo dijo Camilo Jose Cela, “no es lo mismo esta dormido que durmiendo. Como tampoco es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”.
En condiciones normales un país puede sobrevivir a una locura como esa. En las condiciones actuales es sencillamente un salto al vacío. Y la gente lo ve con esa simpleza con la vemos nuestra vida. Aderezados con whisky 18 años nuestro país se hunde en la bacanal que nos hace sauditas mientras padecemos la borrachera de los petrodólares mientras nuestro líder se pasea por el mundo chequera en mano, tratando de salvar el mundo.
Estamos en manos de fenómenos electorales. Hace algún tiempo el humorista y artista plástico Pedro León Zapata se lanzo a la presidencia, pero cuando comenzó a aparecer en las encuestas decidió que ya era tiempo de retirarse pues un país que escoja a un humorista como presidente ya deja de ser un país serio. Y el humor es una cosa muy seria para dejárselo a los políticos, eso es verdad.
Ahora puede ser que veamos a este cómico candidato o candidato cómico como una manera de joderle la vida a quien nos ha estado mamando el gallo desde hace siete años apoltronado en la deseada silla de Palacio. Puede ser que sea hora que nos burlemos de ellos, de quienes se ríen del pueblo desde las esferas del poder. Llevamos 20 años bailando la música que nos tocan los políticos irresponsables, esos que nos metieron el Decreto de Pedro El Breve por el pecho y los mismos que nos vendieron el paro como una salida. De los mismos que antes como ahora ven en este “monárquico” candidato una salida a la crisis, un outsider, una vía para escapar de los problemas que agobian nuestra democracia, un negrito que viene de abajo y que tiene el pelo malo como el Rey. O los otros, los que no tienen capacidad sino para reírse en el circo que cada domingo se levanta en cualquier pueblo del territorio nacional. Nos ofrecen centro de lomito y whisky, una Hummer o un Audi y corremos a abrazar al que “quien sabe y le echa una vaina al que te conte”. Es este país de locos, en el que nadie entiende nada. Antes al menos el Rey tenía sus poetas, sus pintores y sobre todo sus bufones que le hacían reír. En este país esta todo al revés. Los políticos se quedan sin trabajo y los cómicos se van al palacio para hacer reír al pueblo. La antipolitica sin bases, sin maquinarias, sin partidos, en fin, sin gente. El problema es que ya en el palacio hay bufones y saltimbanquis que regularmente nos hacen pegar unas carcajadas y a veces también nos asustan. Ya nuestra salida se ha vuelto un asunto ludico, un “vamos a ver y quien sabe”. Como lo dijo Camilo Jose Cela, “no es lo mismo esta dormido que durmiendo. Como tampoco es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”.
Articulo publicado en Sol de Margarita. 02 de Agosto, 2.006.
BALIZAJE. Cuatro Juanes y un Gustavo Dudamel
La historia de un sueño musical que agrupa a más de 240 mil niños y jóvenes de toda Venezuela es la base fundamental de “Tocar y Luchar”, convirtiéndose así en el primer filme documental venezolano en exhibirse de manera masiva con cuarenta copias y cien trailers en nuestro país. Una obra que su director, Alberto Arvelo, considera “tiene un gran valor espiritual y es un acto de fe por el país,” no por haberla hecho él, sino por que cuenta a través de la vida de seis niños venezolanos los éxitos que han cosechado en sus 30 años de existencia el Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles de Venezuela.
Si, es un acto de fe y una manera de reconciliarnos con nuestro país. Porque sabemos de lo que somos capaces y es odioso y hasta sintomático que tengamos que escucharlo de boca de extranjeros para poder comenzar a entender y a valorar lo que somos. Ya lo decía Sir Simon Rattle en las más conmovedoras impresiones acerca de nuestra experiencia además de los más célebres directores y músicos de nuestros tiempos, estos son: Claudio Abbado, Plácido Domingo, Guiseppe Sinopoli, Eduardo Mata, entre otros. “Si algo esta ocurriendo en el mundo de la música es inobjetablemente aquí, en Venezuela”. Y no solo porque lo digan ellos, es porque se respira, se siente, se ve.
Hace algunos días me preguntaba acerca de ¿donde estaban los músicos venezolanos en el mundo?, ¿Cuánta trascendencia han logrado?, ¿Cuan lejos llega nuestro canto?, ¿Por qué no tenemos representación en el universo y la fama del mundo de la música? ¿Cómo es posible que cosas horribles y espantosas lleguen hasta los distintos rincones, audiencias, escenarios, públicos, mercados y hasta los parlamentos del mundo y nuestra música y nuestros músicos sigan estando tras los telones?
Bueno, aquí están. Hoy cambio, sin chistar: cuatro Juanes por un Dudamel. Y no solo para alcanzar la fama que es lo más superfluo para quienes alcanzan la perfección con su talento. Se trata de cambiar al mundo, no a modo de revolución intergaláctica, sino a modo de esta trascendente transformación cultural, artística, musical y humana que no solo ha cambiado a quienes participan en el proyecto de las Orquestas Nacionales Infantiles y Juveniles, sino que los salva.
“Tocar y luchar” nos muestra entonces a una Venezuela que lejos de la diatriba diaria, de los sofismas ideológicos, de las rencillas politiqueras, de la revancha y el odio sembrado, ha sabido entender del esfuerzo diario, de la capacitación necesaria, la disciplina y sobre todo los conceptos elementales de solidaridad, conjunción, concertación y voluntad.
No existe una mejor lección que nos puedan dejar los jóvenes, miles en todo el país, cientos de miles de niños que se nieguen a que este bello país se destruya en medio de una mezquina adulancia, una innecesaria lucha de clases y la parcializada solución de los resentimientos sin buscar la unión y la concertación de todo el país. La búsqueda de un proyecto que nos una como país y seguirlo, todos juntos hasta el final.
“Tocar y luchar” es también un delicioso regaño para quienes nos dejamos corroer por el pesimismo. Y en estos días, terribles en lo personal me avergüenza olvidar estos valores pero mas lo hace haberlos perdido en el medio del fragor de un país que creía se nos escapaba de las manos.
Estos hermosos niños; son creativos, melódicos, urbanos y provincianos, optimistas y felices, porque solo quien conoce la maravilla de la música puede estar cerca de la felicidad. Porque solo quien puede abonar los conceptos de lo bello, lo estético, lo artísticos, lo armónico y lo perfecto pueden estar cerca de Dios.“Tocar y luchar” nos ha enseñado cuan cerca de lo bello esta nuestra Venezuela, este país que se niega a merecer los miedos y las miserias humanas que se siembran con el odio y la revancha. Tocar y luchar nos han enseñado también a ser tolerantes, y la tolerancia es otro espacio necesario para construir o reconstruir nuestra hermosa patria. La perfección tiene cara de niño venezolano con su instrumento a cuestas y su sonrisa imbatible como estandarte. Cambio cuatro caderazos de Shakira, dos discos del insufrible Arjona, toda la música del trasnochado de Silvio… ah, también a los hermanitos Primera por un sólo concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Estado Nueva Esparta. Y me quedan debiendo…
Si, es un acto de fe y una manera de reconciliarnos con nuestro país. Porque sabemos de lo que somos capaces y es odioso y hasta sintomático que tengamos que escucharlo de boca de extranjeros para poder comenzar a entender y a valorar lo que somos. Ya lo decía Sir Simon Rattle en las más conmovedoras impresiones acerca de nuestra experiencia además de los más célebres directores y músicos de nuestros tiempos, estos son: Claudio Abbado, Plácido Domingo, Guiseppe Sinopoli, Eduardo Mata, entre otros. “Si algo esta ocurriendo en el mundo de la música es inobjetablemente aquí, en Venezuela”. Y no solo porque lo digan ellos, es porque se respira, se siente, se ve.
Hace algunos días me preguntaba acerca de ¿donde estaban los músicos venezolanos en el mundo?, ¿Cuánta trascendencia han logrado?, ¿Cuan lejos llega nuestro canto?, ¿Por qué no tenemos representación en el universo y la fama del mundo de la música? ¿Cómo es posible que cosas horribles y espantosas lleguen hasta los distintos rincones, audiencias, escenarios, públicos, mercados y hasta los parlamentos del mundo y nuestra música y nuestros músicos sigan estando tras los telones?
Bueno, aquí están. Hoy cambio, sin chistar: cuatro Juanes por un Dudamel. Y no solo para alcanzar la fama que es lo más superfluo para quienes alcanzan la perfección con su talento. Se trata de cambiar al mundo, no a modo de revolución intergaláctica, sino a modo de esta trascendente transformación cultural, artística, musical y humana que no solo ha cambiado a quienes participan en el proyecto de las Orquestas Nacionales Infantiles y Juveniles, sino que los salva.
“Tocar y luchar” nos muestra entonces a una Venezuela que lejos de la diatriba diaria, de los sofismas ideológicos, de las rencillas politiqueras, de la revancha y el odio sembrado, ha sabido entender del esfuerzo diario, de la capacitación necesaria, la disciplina y sobre todo los conceptos elementales de solidaridad, conjunción, concertación y voluntad.
No existe una mejor lección que nos puedan dejar los jóvenes, miles en todo el país, cientos de miles de niños que se nieguen a que este bello país se destruya en medio de una mezquina adulancia, una innecesaria lucha de clases y la parcializada solución de los resentimientos sin buscar la unión y la concertación de todo el país. La búsqueda de un proyecto que nos una como país y seguirlo, todos juntos hasta el final.
“Tocar y luchar” es también un delicioso regaño para quienes nos dejamos corroer por el pesimismo. Y en estos días, terribles en lo personal me avergüenza olvidar estos valores pero mas lo hace haberlos perdido en el medio del fragor de un país que creía se nos escapaba de las manos.
Estos hermosos niños; son creativos, melódicos, urbanos y provincianos, optimistas y felices, porque solo quien conoce la maravilla de la música puede estar cerca de la felicidad. Porque solo quien puede abonar los conceptos de lo bello, lo estético, lo artísticos, lo armónico y lo perfecto pueden estar cerca de Dios.“Tocar y luchar” nos ha enseñado cuan cerca de lo bello esta nuestra Venezuela, este país que se niega a merecer los miedos y las miserias humanas que se siembran con el odio y la revancha. Tocar y luchar nos han enseñado también a ser tolerantes, y la tolerancia es otro espacio necesario para construir o reconstruir nuestra hermosa patria. La perfección tiene cara de niño venezolano con su instrumento a cuestas y su sonrisa imbatible como estandarte. Cambio cuatro caderazos de Shakira, dos discos del insufrible Arjona, toda la música del trasnochado de Silvio… ah, también a los hermanitos Primera por un sólo concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Estado Nueva Esparta. Y me quedan debiendo…
Publicado en diario Sol de Margarita. 09 de Mayo, 2.006.
BALIZAJE. La Pandemia del Jazz en Maragrita
El jazz es un abrazo en la madrugada. Si hubiese la manera de permanecer en su abrazo no existiese los espacios de la soledad. El jazz es una calada que arrastra de todo, que mueve el fondo; que todo lo trae y todo lo lleva. El jazz es como una fuente de la que beben todos y todos la llenan. Nadie traiciona al jazz porque el jazz a nadie pertenece. Para poseerlo se le debe sentir en las venas. Nadie finge amar el jazz, pues para amarlo hay que saberlo, como el aceite de la mujer. El jazz cuando se apropia de alguien ya más nunca abandona sus días. El jazz es una sentencia en la que todos presumimos la certeza de ser amantes o infieles sin serlo.
El jazz se hace nuestro cuando lo bebemos, aunque no todos se atreven a escanciar ese licor. Incluso cuando se lo brindas a alguien, por lo general sabe que es un buen elixir pero tarda días en saber que ha sido intoxicado con su veneno.
Con la mujer es distinto, pues ella lleva per se inoculado el virus del jazz. Cuando bebemos de sus labios, nos esta suministrando la dosis exacta para permitirnos enfermar de amor o de jazz que es lo mismo, se sabe.
En algunos casos, el cuerpo toxico de alguna mujer lleva la porción infectocontagiosa del virus del jazz. Sin saberlo se convierte en portadora de una oculta y variable cepa que reposa en el fondo de sus hendiduras.
Muchas veces he tenido que rescatar amigos que van tras el cuerpo del jazz y este se resiste pues no reside en un disco sino en el fondo de la casa de la mujer que es el sitio del descampado y el profundo gozo.
Hay mujeres que nos dan la vitamina de su sexo y al mismo tiempo nos emponzoñan con el fortísimo veneno del jazz. En el cuerpo de la mujer no solo reside la casa. Allí reside el sabio e inagotable pozo del veneno del jazz. Quien ha probado de un solo sorbo el insondable y misterioso pozo de la mujer sabe que el jazz tiene un elixir que sabe a la locura de sus profundidades, de su hendidura, de su envés. Un orgasmo las hace más bellas, un jam-sessions nos hace felices. Es así la naturaleza de los adictos al jazz.
Hace apenas unas horas se derramo el mas toxico de los venenos sobre el cuerpo de esta bella isla. Anduvimos desaprensivos, abiertos y desnudos, sin vacunas; corriendo a excitarnos con calma en el profundo gozo del jazz en todas sus arterias o sus calles, que como los ríos van a dar a la mar que es el morir.
Junto a Miguel Angel y a Oscar hallamos el bello cuerpo del jazz y lo compartimos hasta llorar. Estuvimos dispuestos a morir de jazz como si de un mal endémico se tratara, o en la amplia pradera de la espalda de la mujer que llevaba el amor toxico del jazz en su piel y en su vientre, que es donde se esconden las bellas notas del saxo.Ha llegado el Jazz a Margarita y es como celebrar la llegada del virus a nuestras costas. Celebrarlo, como dice Montejo, para vivir o para morir, ya no se sabe, porque al entrar ya no se sabe.
El jazz se hace nuestro cuando lo bebemos, aunque no todos se atreven a escanciar ese licor. Incluso cuando se lo brindas a alguien, por lo general sabe que es un buen elixir pero tarda días en saber que ha sido intoxicado con su veneno.
Con la mujer es distinto, pues ella lleva per se inoculado el virus del jazz. Cuando bebemos de sus labios, nos esta suministrando la dosis exacta para permitirnos enfermar de amor o de jazz que es lo mismo, se sabe.
En algunos casos, el cuerpo toxico de alguna mujer lleva la porción infectocontagiosa del virus del jazz. Sin saberlo se convierte en portadora de una oculta y variable cepa que reposa en el fondo de sus hendiduras.
Muchas veces he tenido que rescatar amigos que van tras el cuerpo del jazz y este se resiste pues no reside en un disco sino en el fondo de la casa de la mujer que es el sitio del descampado y el profundo gozo.
Hay mujeres que nos dan la vitamina de su sexo y al mismo tiempo nos emponzoñan con el fortísimo veneno del jazz. En el cuerpo de la mujer no solo reside la casa. Allí reside el sabio e inagotable pozo del veneno del jazz. Quien ha probado de un solo sorbo el insondable y misterioso pozo de la mujer sabe que el jazz tiene un elixir que sabe a la locura de sus profundidades, de su hendidura, de su envés. Un orgasmo las hace más bellas, un jam-sessions nos hace felices. Es así la naturaleza de los adictos al jazz.
Hace apenas unas horas se derramo el mas toxico de los venenos sobre el cuerpo de esta bella isla. Anduvimos desaprensivos, abiertos y desnudos, sin vacunas; corriendo a excitarnos con calma en el profundo gozo del jazz en todas sus arterias o sus calles, que como los ríos van a dar a la mar que es el morir.
Junto a Miguel Angel y a Oscar hallamos el bello cuerpo del jazz y lo compartimos hasta llorar. Estuvimos dispuestos a morir de jazz como si de un mal endémico se tratara, o en la amplia pradera de la espalda de la mujer que llevaba el amor toxico del jazz en su piel y en su vientre, que es donde se esconden las bellas notas del saxo.Ha llegado el Jazz a Margarita y es como celebrar la llegada del virus a nuestras costas. Celebrarlo, como dice Montejo, para vivir o para morir, ya no se sabe, porque al entrar ya no se sabe.
Publicado en diario Sol de Margarita. Noviembre, 2.005.
martes, octubre 24, 2006
BALIZAJE. De amor y de sombras
Hace algunos años la escritora chilena Isabel Allende escribió en nuestro país esta ya celebre novela. La recuerdo tanto como su horrible versión cinematográfica, realizada por cierto por la creadora venezolana, Betty Kaplan. El asunto es que de aquella narración sobresaltada en el marco de la dictadura militar del gorila Pinochet hasta nuestros días son muchas las cosas que nos unen y nos separan. En primer lugar, la existencia de una bota militar que autoritariamente busca asentarse en el cuello de quienes levantan la voz para disentir en el mas vivo ejemplo de libre expresión universal amparada por leyes, cartas y acuerdos interplanetarios. En segundo lugar, las consecuencias de esta intolerancia que, siendo macerada en el militarismo, nos deja en el gusto. Un sabor extraño y amargo, quizás poco amable en nuestro paladar, lejano a nuestras libertades amenazadas y alegrías sospechosas. Ese tufo a atropello maloliente, a irrespeto por el otro. Esa suerte de bolsa unívitelina, que como dice, Francisco Suniaga en esa extraordinaria novela venezolana La Otra Isla, contiene a los extremistas de izquierda y de derecha, en la que da igual disentir por la libre empresa que por la justicia social, pues quien disiente de algo también esta pretendiendo estar por encima de mi verdad que debe ser impuesta sin vacilaciones pues yo solo cargo a cuestas la única verdad posible y la salvación.
Extremismos estos que nos han llevado, desde la zona austral hasta el sur del Río Grande a espolvorear nuestra sangre vertida en esta tierra de gracia. A zaherirnos y amontonarnos como babas cazadas en las orillas de los caños para ofrecer la mejor peletería sumisa a los vecinos poderosos de arriba.
En tercer lugar agreguemos que, como nunca antes, quienes pretendemos sacudirnos estos maleficios tampoco pertenecemos a la derecha ramplona o fascista o golpista, ni mucho menos. Ni olemos a azufre, así como tampoco mostramos las fotografías con las orejitas del ratoncito de Disney. Tampoco hoy, es bueno decirlo, daríamos un lamento por la muerte del tirano antillano ni nos despechamos escuchando a la anticuada Nueva Trova.
El asunto es que a estas alturas nos hablan de amor y nos arropan las sombras. Los distintos escenarios son manoseados con demasiada frecuencia. No queremos que nos tome de sorpresa la voluntad popular. Por lo pronto, casi un 80% de nuestro país ve con buenos ojos el mensaje de amor de nuestro presidente, como si de improviso y enmantillado haya recibido la unción de los santos para bajar el verbo y con la manta de los carismáticos hacernos ver un cordero de Dios que quiere borrar los pecados del mundo desde la mismísima ONU antes que corregir los propios en nuestra tierra.
Solo me queda decir como en aquellos famosos boleros: Cuando tú te hayas ido con mi dolor a solas, evocare el idilio de las azules olas. Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras. Pues aparte de sombra, cenizas, solo cenizas quedara de todo lo que fue tu amor…
Extremismos estos que nos han llevado, desde la zona austral hasta el sur del Río Grande a espolvorear nuestra sangre vertida en esta tierra de gracia. A zaherirnos y amontonarnos como babas cazadas en las orillas de los caños para ofrecer la mejor peletería sumisa a los vecinos poderosos de arriba.
En tercer lugar agreguemos que, como nunca antes, quienes pretendemos sacudirnos estos maleficios tampoco pertenecemos a la derecha ramplona o fascista o golpista, ni mucho menos. Ni olemos a azufre, así como tampoco mostramos las fotografías con las orejitas del ratoncito de Disney. Tampoco hoy, es bueno decirlo, daríamos un lamento por la muerte del tirano antillano ni nos despechamos escuchando a la anticuada Nueva Trova.
El asunto es que a estas alturas nos hablan de amor y nos arropan las sombras. Los distintos escenarios son manoseados con demasiada frecuencia. No queremos que nos tome de sorpresa la voluntad popular. Por lo pronto, casi un 80% de nuestro país ve con buenos ojos el mensaje de amor de nuestro presidente, como si de improviso y enmantillado haya recibido la unción de los santos para bajar el verbo y con la manta de los carismáticos hacernos ver un cordero de Dios que quiere borrar los pecados del mundo desde la mismísima ONU antes que corregir los propios en nuestra tierra.
Solo me queda decir como en aquellos famosos boleros: Cuando tú te hayas ido con mi dolor a solas, evocare el idilio de las azules olas. Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras. Pues aparte de sombra, cenizas, solo cenizas quedara de todo lo que fue tu amor…
ESPACIOS GASTRONÓMICOS. Umi Sushi & Teppan
Un restaurante japonés en occidente debería ser como disfrutar en cualquier fogón de la avenida Chuo-Ko o la Mitaka-Shi de Tokio. Debe ser o, al menos, parecerlo.
La cocina japonesa es el reflejo de una ancestral forma de entender la vida. Las distintas expresiones de esa cultura nipona esbozan un perfecto equilibrio entre los elementos esenciales a la vida. De allí que en sus ambientes permanecen las formas simples y geométricas referidas a la sencillez de sus espíritus y a la búsqueda de la armonía entre el cuerpo y la mente. El cuadrado como forma geométrica remite a la perfección de las formas del hombre. El circulo a la existencia de un yo-céntrico que pueda ser figura de su entorno o la periferia de la experiencia humana.
La restauranteria japonesa busca exactamente ese reflejo del ser japonés. Sus formas, sus colores, su geometría. Incluso las cantidades y las porciones. El rompimiento del cuadrado al tener tres hijos es también una búsqueda para asentar la permanencia del atrevimiento humano. Dos padres mas tres hijos son cinco porciones.
En la cocina japonesa la forma cilíndrica instaura diálogos con su concepción circular de la vida. La vajilla redonda en nuestra cultura deviene en la geometría cuadrática y rectangular. El troceado de sus elementos asegura una mixtura de ingredientes y sabores.
En razón de estos preceptos nos acercamos al restaurante Umi Sushi & Teppan. Un espacio en donde se encuentra presente la armonía característica de lo japonés; la unión esplendorosa de distintas tonalidades con la perfección y belleza que evocan los jardines orientales y el respeto por los espacios abiertos. La permanente intersección del afuera y el adentro en el que lo “intimo” siempre es el “afuera” que nos espera.
Umi Sushi & Teppan es capaz de convertir la experiencia de comer en una recreación que puedan percibir y degustar todos los sentidos. Es acercarnos al mapa de la gastronomía nipona, al afecto por la perfección, la debilidad por lo preciso. Lo sencillo es lo bello, lo limpio es lo exacto.
La disposición de sus espacios con un claro acento vanguardista, crea el inicio de un dialogo que nos involucra. La utilización de los materiales y los colores. La calidez de la madera y la utilización de los tonos suaves colorean el entusiasmo por comenzar esta experiencia exuberante y siempre excitante. La iluminación y el mobiliario abren la frescura que nos acompaña desde la tenue cortina de agua nos abraza al entrar. Las planchas tipo “teppan” no solamente rigen la disposición del mobiliario. La escogencia acertada de las mesas y las sillas dan confort y descanso a los comensales. La vajilla hecha en la Isla de Margarita y una cubertería sin ostentación nos preparan al disfrute. Estar en Umi Sushi & Teppan es visitar una porción de perfección en su ambiente y su atmósfera. Sencillez y sobriedad. El bálsamo de su espacio ya es alimento para los sentidos. Sin duda, estar en este sobrio restaurante es iniciar un dialogo hacia nosotros.
A publicarse en Revista Paladares Arte Gastronomico. Edicion Octubre. No. 4. Isla de Margarita
Notas de un GASTRONAUTA. IL POSITANO DEL SAMBIL MARGARITA
Si la atávica tradición itálica reposa ya en nuestros genes, es muy posible que nos convirtamos en una especie de nacionalidad que camaleonicamente comparte gustos y sabores particulares. Venido desde la costa frente a la paradisíaca isla de Capri en el sur de la bota italiana en un hermoso pueblito costero llamado Positano, el muy apreciado Viny nos trae el calido apego a lo tradicional, a los sabores cuidados y a la humildad de quien siempre abraza la familiaridad y su propia historia.
Il Positano en el Centro Sambil de Margarita viene a sentar las bases de la asimilación de las nuevas tendencias gourmet del mundo, tan en boga pero también tan desmeritadas en estos días. Esta propuesta gourmet italiana se basa en tres elementos fundamentales de la restauranteria de vanguardia. Los ingredientes de primera lo que a su vez acarrea varias consecuencias. Por una parte el rompimiento de los mitos de la pasta “fatta in casa”. Ya no solo la pasta elaborada en cocina es la mejor. También existen excelentes productos manufacturados en grandes volúmenes que mantienen los altos estándares de calidad. De allí que la pasta que viene en caja también es excelente. El segundo punto es que ello redunda en altos costos. Esta pasta importada, el aceite de oliva extra virgen, los champiñones naturales y el tomate margariteño representan ingredientes que pueden ser sustituidos si, pero nunca sus aportes a los sabores que salen de los fogones de Il Positano.
El otro elemento importante es el interiorismo y la arquitectura de la mesa. Su impecable mantelería, la platería de vanguardia con la blancura de la nueva vanguardia. La cubierteria precisa, vasos y copas exactas y sin quiebres y sobre todo la ambientación lounge de sobriedad creando una difuminada atmósfera minimalista. A todo esto debemos resaltar la cuidada utilización de los materiales en su decoración: vidrio, acero, cemento blanco, madera, mármol y piedra. Colores que le imprimen este aspecto feng shui no intentan intimidar al comensal. Por el contrario, despejan toda alegoría a las atrocidades y ruidos del exterior. Y por ultimo, debemos nombrar un aspecto elemental pero que muchos propietarios van desechando a medida que el éxito los arropa o los acecha. La atención y la familiaridad que se respira entre quienes sonreídos y felices nos ofrecen sus mesas para sentarnos a probar sus platos. Conocemos la intensa relación que Viny mantiene con sus empleados que dejaron de serlo para ser sus íntimos colaboradores. He allí el secreto del éxito de sus restaurantes. Y debemos resaltarlos pues esta fortuna que partió de esta bella Isla ya se encuentra no solo en otras ciudades como Caracas, Maracaibo o Puerto Ordaz, ahora también ha salido a buscar el éxito en otros países del mundo. Luce extraño pero Il Positano, aun con los frecuentes viajes de su propietario siga manteniendo la honestidad en sus platos y un envolvente encanto en su propuesta. Sencilla, gourmet y aderezada en la cordialidad de su servicio. No es nada costoso, pero si lo duda por que no los visita y comprueba cada una de las cosas que aquí les decimos. Il Positano, como para repetir…
Il Positano en el Centro Sambil de Margarita viene a sentar las bases de la asimilación de las nuevas tendencias gourmet del mundo, tan en boga pero también tan desmeritadas en estos días. Esta propuesta gourmet italiana se basa en tres elementos fundamentales de la restauranteria de vanguardia. Los ingredientes de primera lo que a su vez acarrea varias consecuencias. Por una parte el rompimiento de los mitos de la pasta “fatta in casa”. Ya no solo la pasta elaborada en cocina es la mejor. También existen excelentes productos manufacturados en grandes volúmenes que mantienen los altos estándares de calidad. De allí que la pasta que viene en caja también es excelente. El segundo punto es que ello redunda en altos costos. Esta pasta importada, el aceite de oliva extra virgen, los champiñones naturales y el tomate margariteño representan ingredientes que pueden ser sustituidos si, pero nunca sus aportes a los sabores que salen de los fogones de Il Positano.
El otro elemento importante es el interiorismo y la arquitectura de la mesa. Su impecable mantelería, la platería de vanguardia con la blancura de la nueva vanguardia. La cubierteria precisa, vasos y copas exactas y sin quiebres y sobre todo la ambientación lounge de sobriedad creando una difuminada atmósfera minimalista. A todo esto debemos resaltar la cuidada utilización de los materiales en su decoración: vidrio, acero, cemento blanco, madera, mármol y piedra. Colores que le imprimen este aspecto feng shui no intentan intimidar al comensal. Por el contrario, despejan toda alegoría a las atrocidades y ruidos del exterior. Y por ultimo, debemos nombrar un aspecto elemental pero que muchos propietarios van desechando a medida que el éxito los arropa o los acecha. La atención y la familiaridad que se respira entre quienes sonreídos y felices nos ofrecen sus mesas para sentarnos a probar sus platos. Conocemos la intensa relación que Viny mantiene con sus empleados que dejaron de serlo para ser sus íntimos colaboradores. He allí el secreto del éxito de sus restaurantes. Y debemos resaltarlos pues esta fortuna que partió de esta bella Isla ya se encuentra no solo en otras ciudades como Caracas, Maracaibo o Puerto Ordaz, ahora también ha salido a buscar el éxito en otros países del mundo. Luce extraño pero Il Positano, aun con los frecuentes viajes de su propietario siga manteniendo la honestidad en sus platos y un envolvente encanto en su propuesta. Sencilla, gourmet y aderezada en la cordialidad de su servicio. No es nada costoso, pero si lo duda por que no los visita y comprueba cada una de las cosas que aquí les decimos. Il Positano, como para repetir…
Restaurant Il Positano. Terrazas Centro Sambil Margarita
lunes, octubre 23, 2006
LAS BRISAS MANTUANAS
Gabriel García Márquez dijo una vez que solo le faltaba “el olor de la guayaba madura para poder escribir”. Y podemos decir también que la cocina venezolana no puede vivir sin el aroma del ají dulce, sin el sabor del papelón y sin los amantes que nos sentamos a merecernos en torno a los bordes de la mesa.
Nuestra cocina ha padecido los maleficios de los letrados, los viajeros desprevenidos y de los entusiastas alienados que confían más en los sabores importados y extranjeros que en los que acunaron nuestros agarrones al delantal materno aleteando en las alturas mientras párvulos intentamos nuestros primeros pasos en el cemento pulido de las cocinas.
Muchos son aquellos que niegan nuestra exquisita tradición culinaria. Nuestra por efectos del acaecer a través del tiempo. Nuestra por los sabores que nos entrega. Nuestra por los temblores psicogénicos que nos causan sus inmanentes olores. Aquellos que niegan las características innatas de nuestro abolengo y nuestra rutina culinaria. La historia que se percibe en las recetas elaboradas en base de maíz y yuca, pese a la incorporación de derivados del trigo en la dieta cotidiana que efectivamente viene de ese profundo y doloroso proceso de transculturizacion, al que debemos también la introducción exitosa en la dieta del venezolano de las carnes de vacuno, porcino, aves de corral y sus derivados. Incluso el uso de especias para preservar y adobar alimentos. Pero también se reforzó el papel del ají como condimento de diversas preparaciones y el onoto adquirió importancia en la coloración de comidas, por su efectividad y fácil adquisición.
Hace unos días nos dejamos enamorar en la carretera de Los Robles hacia la Asunción en el Hotel, Spa Restaurante Las Brisas. Ir a un restaurante por primera vez es como ir a una primera cita de amor. Algo de entrega pero también algo de inocencia perdemos cuando amamos. Alejandra Oropeza cheff del Restaurante Las Brisas una docente de profesión que se confiesa amante de la cocina, nos volvió a enamorar. Y lo precisamos pues ya tuvimos un escarceo hace algunos años en su antiguo restaurante Casa Real del que salimos encantados y seducidos.
Su afán de descubrir, investigar y explorar la ha conducido por estos caminos casi como una sentencia. En sus genes, su tradición familiar y sus estudios, ha conseguido los ingredientes perfectos para entregarse a sus comensales a través de sus platos y sus propuestas.
Recomienda sin temor a equivocarse sus cestas de mariscos en ají dulce, el mouse de ajo porro y ensalada margariteña, para las entradas; como platos principales el pescado courtbouillon o la polvorosa de mariscos en una masa exacta pastel de pollo, la yuca mignon y el infaltable, el perfecto asado negro.
Por su puesto, los postres mantienen la línea criolla con los buñuelos de yuca en papelón, el manjar de lechosa y el sabor mantuano grabado en cacao de bucare en el “Negro en camisa”.
Sabores honestos, atención personalizada y la calidez del trato de su regente. Alejandra Oropeza detiene el encanto de su pasado, en su rostro vive la dolorosa experiencia del exilio y la persecución familiar, pero también reside la afectuosidad y la cordialidad. Si en su rostro vive la sonrisa y la frescura entonces esa jovialidad también reside en sus platos. No es necesario conseguir calor en sus fogones. La llamarada que irradia en su pecho abrasa la sazón de sus platos. En sus manos se moldean los platos para los trashumantes comensales que alborozados y sobresaltados nos sentamos para nacer en su mesa.
Agregamos la magia de este caserón adaptado a la arquitectura colonial y mediterránea, y solo entonces enmarcamos la atmósfera precisa como para regresar doscientos años y saborear la historia que vive y pervive en la bellezura de su creadora y los platos de nuestra tradición culinaria mantuana.
Nuestra cocina ha padecido los maleficios de los letrados, los viajeros desprevenidos y de los entusiastas alienados que confían más en los sabores importados y extranjeros que en los que acunaron nuestros agarrones al delantal materno aleteando en las alturas mientras párvulos intentamos nuestros primeros pasos en el cemento pulido de las cocinas.
Muchos son aquellos que niegan nuestra exquisita tradición culinaria. Nuestra por efectos del acaecer a través del tiempo. Nuestra por los sabores que nos entrega. Nuestra por los temblores psicogénicos que nos causan sus inmanentes olores. Aquellos que niegan las características innatas de nuestro abolengo y nuestra rutina culinaria. La historia que se percibe en las recetas elaboradas en base de maíz y yuca, pese a la incorporación de derivados del trigo en la dieta cotidiana que efectivamente viene de ese profundo y doloroso proceso de transculturizacion, al que debemos también la introducción exitosa en la dieta del venezolano de las carnes de vacuno, porcino, aves de corral y sus derivados. Incluso el uso de especias para preservar y adobar alimentos. Pero también se reforzó el papel del ají como condimento de diversas preparaciones y el onoto adquirió importancia en la coloración de comidas, por su efectividad y fácil adquisición.
Hace unos días nos dejamos enamorar en la carretera de Los Robles hacia la Asunción en el Hotel, Spa Restaurante Las Brisas. Ir a un restaurante por primera vez es como ir a una primera cita de amor. Algo de entrega pero también algo de inocencia perdemos cuando amamos. Alejandra Oropeza cheff del Restaurante Las Brisas una docente de profesión que se confiesa amante de la cocina, nos volvió a enamorar. Y lo precisamos pues ya tuvimos un escarceo hace algunos años en su antiguo restaurante Casa Real del que salimos encantados y seducidos.
Su afán de descubrir, investigar y explorar la ha conducido por estos caminos casi como una sentencia. En sus genes, su tradición familiar y sus estudios, ha conseguido los ingredientes perfectos para entregarse a sus comensales a través de sus platos y sus propuestas.
Recomienda sin temor a equivocarse sus cestas de mariscos en ají dulce, el mouse de ajo porro y ensalada margariteña, para las entradas; como platos principales el pescado courtbouillon o la polvorosa de mariscos en una masa exacta pastel de pollo, la yuca mignon y el infaltable, el perfecto asado negro.
Por su puesto, los postres mantienen la línea criolla con los buñuelos de yuca en papelón, el manjar de lechosa y el sabor mantuano grabado en cacao de bucare en el “Negro en camisa”.
Sabores honestos, atención personalizada y la calidez del trato de su regente. Alejandra Oropeza detiene el encanto de su pasado, en su rostro vive la dolorosa experiencia del exilio y la persecución familiar, pero también reside la afectuosidad y la cordialidad. Si en su rostro vive la sonrisa y la frescura entonces esa jovialidad también reside en sus platos. No es necesario conseguir calor en sus fogones. La llamarada que irradia en su pecho abrasa la sazón de sus platos. En sus manos se moldean los platos para los trashumantes comensales que alborozados y sobresaltados nos sentamos para nacer en su mesa.
Agregamos la magia de este caserón adaptado a la arquitectura colonial y mediterránea, y solo entonces enmarcamos la atmósfera precisa como para regresar doscientos años y saborear la historia que vive y pervive en la bellezura de su creadora y los platos de nuestra tradición culinaria mantuana.
Restaurant Las Brisas. Via Los Robles - La Asuncion. Sector Nuevo Mundo. Isla de Margarita.
Publicado Revista Paladares Arte Gastronomico. No. 4. Octubre. Isla de Margarita.
FERNANDO ESCORCIA
FERNANDO ESCORCIA
ARQUITECTO. LOCUTOR Y PRODUCTOR DE RADIO. CREATIVO, MELOMANO, AMANTE DEL JAZZ Y LA POESIA. GASTRONAUTA.
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