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lunes, mayo 25, 2015
VII FERIA DEL PIÑONATE - FUENTIDUEÑO (ISLA DE MARGARITA)
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FOTO: MANUEL TUCAN PEREZ |
LA ARDUA TRADICIÓN DEL PIÑONATE
José Ramón lleva con
parsimonia sus días, frugalidad que se le ha imantado de la aplicada y tenaz
faena de piñonatero durante “toda su vida”. Tiempo que en Margarita significa
“tiempo de más”, una noción del tiempo que es variada y pausada a la vez. Como
el antier y el mañana, adverbios de tiempo que también son volubles y
moldeables de acuerdo a las circunstancias. José Ramón “Chiquito” Salazar, como
le dan en llamar al más pequeño de la camada familiar, es quien transporta a
cuestas esta tradición familiar. Una marca de origen que a las dos familias Salazar que hacen todas las semanas el piñonate,
luego de varias generaciones, junto los Villarroel, les es impronta y es
herencia. Un fardo con el que cargan históricamente pues son en la actualidad
solo dos casas en donde se confecciona el dulce sanjuanero. Ambas familias
Salazar, enraizadas en la permanencia de este dulce del que se levantan las
banderas de la margariteñidad en la dulcería nacional y con la que también se
le endosan cientos de digresiones y variantes.
De la tradición dulcera
insular, el piñonate lleva bandera, historia y permanencia. Desde los tiempos
de la Colonia, viene elaborándose este dulce a base de lechosa verde, papelón y
azúcar, fundamentalmente. Una faena ardua y laboriosa a la que se deben dedicar
más de seis intensas horas frente a un fogón de altas temperaturas. Es por ello
que desde sus inicios, ha sido una faena realizada por los hombres de la
familia durante las horas de la madrugada para de esa manera hacer un poco más
llevadera esta tarea netamente artesanal y de tiempos valorativos por Chiquito
quien tiene en su paleta la temperatura, el ritmo, la densidad y el punto en el
que debe paletearse más o menos, bajar del fuego o extraer el piñonate en
tiempo de conserva, de acuerdo a una propia y experimentada sensación no
calibrada ni documentada en tiempos ni temperaturas. Una tradición netamente
oral y familiar de la que esta cultura piñonatera pervive y se transmite
forzosamente entre los miembros de las respectivas familias.
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